El liderazgo no es genético, pero se desarrolla desde el día en el que naces. Tanto más dependiente es un niño o un adolescente de sus padres, tantas menos posibilidades de explorar su liderazgo. Un joven que no toma decisiones, porque otros le protegen de la dificultad de tomarlas o porque él mismo las rehúye por el temor a fallar, es una persona que difícilmente podrá liderar en momentos de necesidad.
El liderazgo, cuando somos estudiantes, es una competencia que está en plena etapa de entrenamiento, que es decisiva para poder aspirar a un rol de líder en contextos profesionales. Queremos aportar algunas claves para el desarrollo del liderazgo en estudiantes, que esperamos que permitan identificar contextos y actividades en el día a día que faciliten su entrenamiento:
El liderazgo empieza en uno mismo
La mayor parte de las personas, entienden el liderazgo como una habilidad que permite influir en otros, guiar a otros… Pero eso es muy difícil cuando uno no se lidera a sí mismo. Ello significa tener objetivos, ser persistente en su búsqueda y superar obstáculos que siempre surgirán. Quien no es capaz de mantener rutinas exigentes consigo mismo y “flojea” a las primeras de cambio, difícilmente va a liderar a otras personas.
El liderazgo tiene que ver con tomar decisiones
Especialmente en situaciones de incertidumbre. Cuando acierta, los resultados mejoran su visibilidad ante quien les rodea. Y cuando falla, el líder tiene la oportunidad de poner de manifiesto que no se hunde, sino que aprende, se levanta y vuelve a intentarlo. El liderazgo en estudiantes, seguramente conlleva buscar actividades en las que hay que tomar decisiones de cierta complejidad, que pueden afectar a terceras personas: representación estudiantial, asociacionismo, proyectos de emprendimiento… Todos estos ejemplos pueden ser buenos caldos de cultivo.
El liderazgo se observa especialmente en momentos de dificultad
Porque es en ellos en los que uno se gana la autoridad de las personas. Utilizando una metáfora deportiva, tirar un tiro en el último minuto cuando tu equipo ya gana por 20 puntos, es algo que puede hacer todo el mundo. Otra cosa es buscar el balón cuando el partido está empatado, y la pelota parece que quema en las manos. Los “líderes” que se esconden cuando llega el peligro, o cuando vienen mal dadas, pierden autoridad a raudales.
El liderazgo es una habilidad que tiene que ver con la capacidad de crear ideas y planes atractivos, motivantes…
Proyectos a los que la gente le gustaría subirse… Esto tiene que ver por supuesto con el potencial de las ideas, pero también con la capacidad para contarlas de forma ilusionante. Nuevamente, el estudiante tiene que buscar contextos específicos para entrenar este aspecto, pues no es sencillo que en el ámbito de las clases universitarias exista esta oportunidad.
Es posible que haya personas leyendo esto, que estén pensando que no todos valen para ser líderes y que, de hecho, puede haber gente que prefiera que sean otros quienes lideren, a hacerlo ellos mismos. Esto es cierto, pero conviene que seamos conscientes de que preferir un rol secundario, sin llevar la iniciativa, el peso de las decisiones, manteniendo una actitud positiva, pero de apoyo, nos hace menos empleables.
Trabajar con la incertidumbre, los cambios y promover… te hace empleable:
Los contextos profesionales actuales, suelen demandar personas que tengan disposición y capacidad para trabajar con incertidumbre, impulsar los cambios, promover proyectos, gestionar dificultades e ilusionar a las personas. Y que, por supuesto, tengan también la capacidad de adaptación necesaria para asumir el liderazgo de otros, siendo buenos trabajadores en equipo.
Siendo difícil que en contextos académicos tradicionales sea posible desarrollar esta competencia, conviene que los estudiantes busquen espacios y proyectos que permitan entrenar su liderazgo cuando aún son jóvenes, el riesgo derivado de fallar es menor y la capacidad de aprendizaje sigue siendo máxima.
A un joven matemático que llevaba trabajando tres años en el departamento de IT en una multinacional americana, le ofrecen una posible promoción para ocupar la posición de su actual responsable en el plazo de seis meses. Pero hay una condición, tiene que mejorar su estilo de comunicación. Si en el plazo previsto, esto mejora. El puesto es suyo. Al joven matemático le motiva la promoción, no tanto la condición que le ponen.
¿Por qué la promoción? Durante su tiempo en IT, ha demostrado que técnicamente es una persona muy cualificada, que los proyectos que se ponen en sus manos salen adelante prácticamente en los plazos establecidos y tiene el reconocimiento interno de miembros del equipo a los que tendrá que dirigir.
¿Cuál es el “pero”? Los proyectos de IT obligan a trabajar con otras áreas de la compañía para lo que es importante establecer comunicaciones fluidas con sus responsables y los técnicos implicados. Nuestro joven matemático no demuestra grandes habilidades en este ámbito. Otras áreas se han quejado de su estilo autoritario, su poca paciencia con los plazos, la escasa empatía con su realidad y una comunicación cortante y poco cómoda.
¿Cómo abordamos el reto de mejorar el estilo de comunicación? Decidimos trabajar con sus correos electrónicos.
Cada reunión, nuestro joven matemático venía con su portátil y analizábamos los correos electrónicos que emitía. Los podríamos calificar, sin ser exagerados, de incendiarios. Correos breves, directos y con un exclusivo interés en sus necesidades técnicas. Los correos electrónicos nos permitieron tomar conciencia de cuál era el impacto de su estilo de comunicación.
Lo primero que acometimos fue la empatía, algo aparentemente tan sencillo y tan complejo de llevar a la práctica, como comprender por qué otras personas dicen, actúan, sienten como lo hacen. ¡El objetivo fue ambicioso! Una vez conseguido esto, las estrategias para generar relaciones y comunicaciones más cómodas y afables sin perder el objetivo del proyecto fueron más sencillas de implantar.
¿Conseguimos la promoción? El personal training duró seis meses, tuvimos 10 reuniones, mucho trabajo por su parte para mejorar su estilo, ¡conseguimos la promoción!
La comunicación es una habilidad fundamental para el desempeño profesional. Es una habilidad a la que no siempre se le da el protagonismo que se merece. Pensemos cuánto tiempo dedicamos en una jornada a comunicarnos con otros desde diferentes canales: reuniones, correos electrónicos, conversaciones telefónicas, etc. Cuando esta habilidad está bien ejecutada, se gestionan los conflictos con más eficacia, se generan relaciones comerciales más equitativas, se dirigen los equipos de forma más personalizada, etc.Da igual el canal, en todos ellos demostramos nuestra mayor o menor competencia para relacionarlos adecuadamente.
Seguro que los estudiantes de carreras técnicas (e incluso muchos de los que no lo son), han oído hablar alguna vez de la Ley de Conservación de la Energía, que dice que esta, la energía, ni se crea ni se destruye: solo se transforma.
Dando por válida esta ley, estaremos de acuerdo en que la energía que una persona tiene, y que por lo tanto puede dedicar a las actividades que forman parte de su día a día, no es ilimitada y por lo tanto, hay que ser eficiente en la gestión de la misma.
Cuando María me contó, en la primera entrevista de nuestro proceso de coaching, que “se sentía agobiada” y “no le daba la vida”, lo primero que hice fue contarle la Ley de Conservación de la Energía.
A ella, la energía se le escapaba por múltiples grietas, en actividades que la consumían y además, con sensaciones de poca productividad. Pero es que además, no cuidaba en absoluto dos cuestiones que están in-directamente relacionadascon la organización del tiempo:
Descansar bien. Es muy, muy difícil, ofrecer la mejor energía a las actividades que se realizan, cuando no se duerme un mínimo de 7-8 horas diarias. Es un tema más que investigado por la medicina. No os imagináis cómo cambió la cosa, cuando María se exigió a sí misma acostarse una hora antes de lo que se estaba acostando.
Alimentarse bien. “Olvidarse” de dedicar tiempo a desayunar bien, comer bien, cenar bien… Es algo que nos deja el depósito vacío con mucha facilidad. Y diría más. Cuando hablo de alimentarse, también me refiero a alimentar nuestra mente, nuestra motivación… Y esa se alimenta de alegría, de disfrute, de espacios de esparcimiento que nos permiten desconectar y “ponernos las pilas”. Seguramente, el deporte, la naturaleza, el tiempo para los hobbies, serán una fuente de alimentación muy importante. Aunque sudemos 😉
María era una gran amante del running… Pero nunca encontraba tiempo para correr. Y la expresión “picamos algo rápido mientras trabajamos”, era un clásico en su vida. Cambiar estos hábitos, que fue algo muy complicado, produjo resultados fantásticos.
Si no tenemos energía, es imposible que podamos darla. En nuestra organización del tiempo, nuestra agenda debe estar protegida para los periodos de descanso y alimentación, si no queremos ver “que no nos da la vida” con más frecuencia de la que deseamos.
Pero además, hay una segunda cuestión que es esencial. Un ser humano puede hacer un montón de cosas en un mismo periodo de su vida, pero seguramente, no todas a la vez. En la vida, hay que elegir, y eso implica a veces “decir no” a cosas que pueden apetecernos, o pueden demandarnos aunque no nos apetezcan.
Para poder elegir bien, pedí a María que elaborara una lista de todas las actividades a las que daba respuesta en una semana normal. Todas. Desayunar, comer, cenar… Ir a clase. Estudiar. Desplazarse. Hacer teatro. Asociación de Estudiantes. Clases particulares. Academia de Inglés.
Después, le pedí que las ordenara por orden de prioridad, diciéndole que estaba prohibido poner dos en paralelo. Obviamente, muchas de las actividades eran compatibles por horario. Pero mi pregunta a María era: ¿qué pasaría si no lo fueran? Ahí es donde se define la prioridad, y donde entra la organización del tiempo como clave para la elección de qué hacemos.
Una vez identificadas las prioridades, la pedí que ubicara las tres primeras en la agenda, después de haber situado en ella los periodos para DESCANSAR y ALIMENTARSE.
Y casi con esas tres prioridades, la agenda de María se llenó, y llegó el drama: tener que “decir no”, a cosas que no eran tan prioritarias para María.
Tres claves por tanto, para una correcta organización del tiempo. Qué sencillo, ¿o no?:
Descansar
Alimentarse
Elaborar la agenda a partir de tus tres primeras prioridades.
Cuando oímos la expresión “selección natural” inmediatamente nos viene a la mente la figura de Charles Darwin. Queremos recurrir a esta expresión, aunque sin darle el mismo significado, para compartir un fenómeno que se da en la búsqueda de empleo. Podríamos hablar de que acontece una selección natural fruto de la gestión emocional que uno hace de sí mismo en la búsqueda de trabajo.
El OIE (Observatorio para la innovación y el Empleo) realizó un estudio con universitarios para conocer cómo afrontaban la búsqueda de trabajo. Una de las primeras conclusiones que se extrajeron del estudio es que la emocionalidad asociada a esta situación era bastante desilusionante. La búsqueda de empleo genera en muchos universitarios emociones como la indefensión, la incertidumbre y se declaran temerosos ante ella.
¿Cuál es la realidad que afecta a la hora de embarcarnos en el camino de la búsqueda de empleo? ¿Qué podemos hacer para darle solución?
Abordar un proceso como la búsqueda de trabajo con una emoción de temor y la perspectiva de que no tenemos los recursos necesarios para alcanzar el objetivo es empezar el camino poniéndose uno mismo los primeros obstáculos.
La primera buena práctica es conocer el mercado de trabajo (¿qué sectores están generando empleo?, ¿en qué ámbitos de conocimiento son demandados?, ¿qué tipo de empleo y condiciones laborales se ofrecen?, ¿cuáles son los canales informativos y plataformas que utilizan las empresas para recoger candidaturas?, etc.Conocer un entorno nos da información valiosa para operar en el con eficacia y, también, algo muy valioso emocionalmente, nos resta incertidumbre, lo que a su vez nos generará una mayor sensación de seguridad.
La siguiente buena práctica es ponerte en valor: recuerda que los demás hablarán de ti como tú hables de ti mismo. Dedicarle tiempo a construir un curriculum vitae que sea atractivo en forma y contenido es una buena excusa para identificar la información que es útil destacar de ti como profesional, la que te posiciona y diferencia de otros candidatos, y aquella que te falta y que requiere que te pongas en marcha para cubrir, por ejemplo, un buen nivel en idiomas.
Obviamente cuando uno conoce el territorio laboral y se posiciona adecuadamente aborda la búsqueda de empleo con una convicción diferente. En nuestra experiencia, haciendo coaching con universitarios, nos damos cuenta de que estos primeros pasos son fundamentales para ganar seguridad en uno mismo y convencerse de que el reto es alcanzable. Cuando una persona no cree en la posibilidad de un objetivo difícilmente va a poner la atención y energía necesarias para conseguirlo.
El siguiente “momento de la verdad” es cuando se sale a escena. Los primeros pasos en la búsqueda no suelen tener resultados inmediatos. La búsqueda de empleo puede llegar a ser una carrera de fondo y aquí acontece la siguiente selección natural. Es humano que cunda el desánimo cuando haces entrevistas, participas en dinámicas de grupo, pruebas telefónicas, etc. y no consigues el puesto. ¡Cuidado! hay que protegerse ante el desánimo porque las emociones se contagian. Si una persona transmite emociones como desilusión, desánimo, falta de esperanza… difícilmente será elegido. Emociones como el entusiasmo, el optimismo, la tolerancia al fracaso, tienen un factor de atracción que las anteriores no tienen.
Pero, ¿cómo protegerse ante la falta de resultados? Es importante ser consciente de que en la búsqueda de empleo lo importante es seguir en la carrera para aprovechar las oportunidades que surjan. Un “no” hoy, puede ser un “sí” mañana si sigo en búsqueda.
Cada proceso de selección es una oportunidad de aprendizaje que te acerca al trabajo, vívelo así. De esta manera, cada vez te harás más diestro en la búsqueda. Pregúntate sobre tu desempeño: ¿qué he aprendido de mí mismo?, y sobre las pruebas en las que participes: ¿qué estrategias son útiles?, ¿cuáles no lo son? ¡A buscar trabajo también se aprende!
Buscar trabajo es un reto alcanzable, utiliza tu inteligencia emocional para protegerte emocionalmente y aprender en el proceso. La vida profesional es una carrera de fondo que requiere mucho autocuidado.
Cada vez es más frecuente que los estudiantes universitarios más activos participen en asociaciones universitarias. Estas asociaciones que tienen objetivos muy diversos, comparten algo muy valioso, son un campo fabuloso de entrenamiento para el liderazgo y el trabajo en equipo.
El crecimiento de este movimiento universitario está provocando que algunas asociaciones busquen ayuda ante las dificultades que se encuentran para trabajar en equipo. Trabajar en equipo no es fácil; si un equipo de personas funciona como tal se genera un efecto casi mágico de incremento de las posibilidades en ideas, energía, buen ambiente, etc. pero cuando no es así, el camino se hace muy arduo.
Queremos compartir con vosotros una de las experiencias de coaching que hemos tenido con una asociación que se acercó a nosotros con este problema: el equipo está desmotivado y no sé qué hacer, así se expresó la persona que ejercía la presidencia.
Ante esta coyuntura, abordamos la situación en dos etapas. La primera, trabajamos con el presidente; tuvimos dos reuniones en las que a través del personal training pudo aprender y tomar conciencia de algunas de las claves básicas de un equipo. Entre ellas destacaría las siguientes:
Un equipo es un sistema vivo con un propósito común y una dinámica de interdependencias únicos, no hay dos equipos iguales
Un equipo es un sistema creativo con la capacidad de auto-organizarse, regularse, estructurarse, crear nuevas estructuras, aprender y diversificarse
El equipo tiende al cambio y a la evolución; los conflictos internos, si son bien gestionados, le llevan a la madurez como sistema
Todos los miembros del equipo influyen en el sistema equipo y son influidos por él, incluso la no acción, es una forma de influir
El líder del equipo es la persona a quien el sistema recurre para encontrar la seguridad y la orientación necesaria ante un reto, una dificultad o cualquier situación que genere incertidumbre
La segunda etapa consistió en trabajar directamente con el equipo e indagar por qué el descenso progresivo de la implicación de sus miembros y el desánimo generalizado. Si quieres saber qué le pasa al equipo, ¡pregúntale! En la pregunta, hallarás la respuesta.
Se hicieron dos reuniones grupales. Previamente, el presidente propuso al equipo la conveniencia de hablar de la situación de desmotivación con el apoyo de un coach que garantizase que todas las voces fueran escuchadas y que se construyesen soluciones a futuro. Además, se pasó un breve cuestionario de carácter anónimo para que todos los miembros pudieran expresar su visión.
En la primera reunión, se presentaron los resultados del cuestionario a través de gráficos para abrir un debate acerca del tema y consensuar los ámbitos de trabajo. Los ámbitos identificados fueron:
Concreción de la Misión de la asociación
Mejorar comunicación
Potenciar las sinergias entre las áreas
Clarificar competencias
Durante la segunda reunión, se construyeron las siguientes acciones operativas, que se delegaron en pequeños grupos de trabajo para su implementación y seguimiento:
Comunicación interna mensual: objetivos/tareas de cada equipo y consecución
Revisión del organigrama: abrir a la participación
Sistema de comunicación interna para resultados de las investigaciones en campo
Junta Directiva: agilización
Encuentros lúdicos que favorezcan la convivencia
Alguna persona se preguntará para qué un coach si el equipo puede hacerlo solo. Cuando un equipo recurre aun coach generalmente es porque sabe quehacerlo puede llevarles a abrir la “caja de los truenos” y no saber cómo cerrarla de forma constructiva.
El coach aporta: el conocimiento de la dinámica de los equipos; la visión externa para que el equipo tome conciencia de cuál es su forma de operar y retarlo para seguir avanzando; las estrategias para que la comunicación fluya de forma constructiva.
A trabajar en equipo se aprende trabajando en equipo y aprendiendo sobre la experiencia. No es suficiente con decir, yo soy miembro activo de diferentes equipos. La acción sin toma de conciencia, no implica aprendizaje.
La palabra “conflicto” suele tener una connotación negativa, que le da un aspecto peligroso, del que merece la pena huir. Aunque por otro lado, hay muchas personas que parecen tener la capacidad (o el deseo) de meterse en todos los “charcos”, y entrar en conflictos que no existen, o en los que nada tienen que ganar.
El conflicto forma parte de las relaciones humanas: allí donde haya dos o más personas (o a veces ni eso, porque hay personas en permanente conflicto consigo mismas), siempre habrá intereses que, antes o después, difieran. Nos separen. O formas de ver las cosas distintas, formas diferentes de enfocar una decisión. Nos puede pasar con nuestros compañeros en la Universidad, en el trabajo, en la familia, etc.
El conflicto, en sí mismo, no es algo negativo: es una oportunidad para ver cosas que antes no se veían. También es una oportunidad para salir de nuestra zona de confort, desarrollar nuestra creatividad y habilidades como la inteligencia emocional, la escucha o la asertividad.
Aunque hay decenas de libros escritos sobre claves y estrategias para la gestión de conflictos, muchos olvidan lo que para nosotros es una clave esencial y primaria, anterior a todo lo demás: la existencia de confianza entre las partes en conflicto. Con confianza, los conflictos más complejos pueden encontrar una vía de acuerdo (si es que el acuerdo es algo necesario).
Sin confianza, un pequeño conflicto puede dar lugar a rupturas tremendamente traumáticas. Por lo tanto, lo primero es construir una relación de confianza. Para ello: Es importante que seamos coherentes, es decir, que no digamos una cosa y actuemos de la forma contraria.
También es importante poner de manifiesto, aunque seamos muy vehementes defendiendo nuestros argumentos, que nos interesan los argumentos del otro. Escuchemos, porque si no, vamos a poner de manifiesto rigidez y vamos a alimentar también la ausencia de escucha de los demás. Todo ello, no propia la construcción de un espacio de confianza.
Si asumimos compromisos, cumplámoslos. Las “sorpresas”, mejor dejarlas para los cumpleaños y otras festividades.
Existen 5 principios básicos a la hora afrontar conflictos con compañeros de trabajo:
SEPARAR A LAS PERSONAS DEL PROBLEMA: No personalizar los problemas, los obstáculos, la búsqueda de soluciones, dejándose llevar por las emociones.
NO ESPERAR A QUE LA SOLUCIÓN VENGA SOLA: Es importante que las partes se sientan corresponsables en la generación de soluciones.
CENTRARSE EN LOS INTERESES Y NO EN LAS POSICIONES: No se trata de querer llevar la razón, sino de conseguir una solución que dé respuesta de la mejor manera posible a mis intereses.
GENERAR EL MAYOR NÚMERO DE OPCIONES POSIBLES ANTES DE DECIDIR UN CURSO DE ACCIÓN: Aquí entra la importancia de tener un plan, de no improvisar… Es importante tener claras las cuestiones innegociables y las flexibles.
PENSAR EN LAS CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO: Desde nuestro punto de vista, es esencial, y uno de los errores más habituales que enquistan los conflictos entre compañeros: no se vela por la mutua satisfacción y por cuidar los lazos de la relación a largo plazo.
No nos gustaría terminar este post sobre la forma de abordar conflictos con compañeros, en cualquier tipo de entorno (en la Universidad, en el trabajo, o en las relaciones personales), sin hacer mención a otra cuestión que a veces se nos olvida: no todos los conflictos tienen solución, o a veces, la solución no es la mejor opción posible.
Nos referimos al hecho de que a veces, para evitar la tensión que a menudo conlleva una situación de conflicto, o como “huída” hacia delante, se “firman” acuerdos que no solo no solucionan el problema, sino que lo agravan a largo plazo. Y a veces, solo a veces, lo mejor que puede ocurrir es que un conflicto se resuelva con un NO ACUERDO, intentando en lo posible que eso no conlleve una pérdida de la relación.
Cuando una persona se pone a buscar un trabajo, ha de saber que eso es ya en sí mismo un trabajo. Recuerdo cuando Marta vino a mi despacho, porque no sabía cómo conseguir trabajo. Había terminado la carrera de Arquitectura y estaba muy perdida. Había echado muchos curricula, y había realizado varias entrevistas, pero sin éxito. Y además, con malas sensaciones; sin tener claro que lo que estaba haciendo, fuera lo que quisiera hacer. El proceso que seguimos con Marta fue el siguiente:
1.En primer lugar, realizamos un ejercicio más proyectivo, de visualización del futuro, a 10 años vista. Se trataba de identificar retos profesionales de Marta, pero no solo eso: también estilo de vida deseado, motivaciones, preferencias… Este ejercicio tiene el objetivo de marcar un rumbo. Porque si no sabemos dónde vamos, es difícil elegir un camino. No es importante en este momento que se realice una definición muy precisa de esa vida deseada a 10 años vista, pero al menos, al iniciar un viaje, es conveniente saber si queremos ir al norte al sur, al este o al oeste…
2.Después, realizamos una identificación de las características básicas del tipo de empleo y empresa en los que Marta querría conseguir trabajo: sector de actividad, funciones a realizar, condiciones laborales, etc. Y un ejercicio de búsqueda de sectores/empresas susceptibles de enviar el curriculum. Interesantes, obviamente, aquellas que tienen procesos de selección abiertos.
3.Tras ello, identificamos las principales fortalezas curriculares de Marta, para a partir de ellas, diseñar un curriculum vitae en el que dichas fortalezas destacaran, brillaran. Y ello, teniendo en cuenta sus expectativas del punto uno.
4.En este punto, realizamos una segmentación de posibles empresas a las que solicitar trabajo: primero, aquellas en las que los intereses de Marta y sus fortalezas curriculares encajan mejor… Después, aquellas que atraen a Marta, aunque su curriculum no brillara tanto ante ellas. Y finalmente, aquellas que no son tan atractivas para Marta, pero en cambio su curriculum puede ser muy interesante y tendría más posibilidades de conseguir trabajo.
5.Finalmente, Marta se puso a enviar curricula, de una manera más focalizada, dirigida, adaptada, con una carta de presentación curricular, que explicaba los motivos por los que quería conseguir trabajo en esa empresa.
Este proceso dio lugar a una mejora de los resultados en cuanto a las entrevistas realizadas, pero sobre todo, mejoró mucho las sensaciones de Marta, porque eran entrevistas de calidad, en las que había un mayor encaje entre las expectativas de ella y sus propias fortalezas.
Aunque no tendría por qué haber ocurrido así, Marta consiguió pronto su primer trabajo, en una empresa que se dedica a la rehabilitación de ejercicios antiguos. No era su óptimo, pero sí era una buena oportunidad y no la desaprovechó. Tras ella, llegó otra (no es lo mismo conseguir trabajo cuando lo tienes que cuando no lo tienes). Y cambió de trabajo. Y después otra… En cada una de ellas, Marta no ha dejado de perder nunca de vista ese primer ejercicio de visualización del futuro. Y cada paso que ha ido dando, la ha ido acercando a esa meta que se marcó, de una manera imprecisa hace tres años.
En la actualidad, Marta trabaja como diseñadora de interiores en una conocida empresa de decoración, uno de sus sueños. Conseguir trabajo es un proceso que puede resultar arduo y difícil. Hay que tener mucha persistencia, pero también, hay que ser eficaz. No se trata de enviar decenas de curricula y hacer decenas de entrevistas. Porque si no hay un plan definido, puede haber muchos noes, y eso genera una gran desmotivación y posible pérdida de autoestima.