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¿Expectativas realistas?


11 de noviembre de 2019

Acabamos de finalizar el periodo de inscripciones de Factoría de Talento, con buenos resultados y con algunas reflexiones sobre la mesa.

¿Cuáles son tus miedos? Ha sido una de las preguntas que han tenido que responder los candidatos.

Dentro de la variedad de respuestas, hay algunas que se repiten de forma bastante significativa. Una de ellas, el miedo a tener una vida que no aporte valor a la sociedad. También, el defraudar a sus familiares. Llamativo en personas tan jóvenes que están finalizando sus estudios académicos, la media de edad son 22 años.

Coincidiendo con este momento, la Fundación Transforma está divulgando la iniciativa “Un proyecto para España” donde en su presentación mencionan esta paradoja, ”colectivamente estamos viviendo mejor que nunca, estamos en los mejores años de nuestra historia, sin embargo, los españoles, en nuestro vivir cotidiano reflejamos más sensaciones negativas de resignación, frustración, desesperanza y, sobre todo, de seguridad y temor”.

¿Qué relatos construimos? Parece que vamos de los escenarios más pesimistas a los más optimistas, como si la realidad estuviera polarizada cuando el día a día no es así.

Hemos oído tantas veces que “hay que cambiar el mundo” que parece que si no conseguimos un cambio revolucionario que embarque a cuanto más personas mejor, nuestra vida no es digna de valor. Con este mensaje es natural que la oportunidad de satisfacer las expectativas propias y de terceros, se convierta en una empresa difícilmente alcanzable.

Quiero mencionar aquí, a Elena Biurrun, la persona que ha sido alcaldesa de Torrelodones durante las dos últimas legislaturas. Cuando la escucho o la leo, me resulta muy inspirador su defensa de transformar nuestro mundo más inmediato: destaca el poder de influencia que tenemos cada uno de nosotros en nuestros ámbitos más próximos y de participar activamente en su evolución o incluso en su cambio, convirtiendo utopías en realidades paso a paso.

Me pregunto si los miedos o la frustración actual no se deben a expectativas poco realistas acerca de lo que se puede conseguir en los plazos en los que los planteamos o incluso en centrar en un solo ámbito de nuestra vida, toda nuestra autoimagen de valía.

No podemos privar a nadie de tener sueños y de querer conseguirlos, tal vez podemos facilitar los datos objetivos que le permitan emprenderlos con expectativas realistas. Cuando en Factoría de Talento las personas jóvenes nos describen sus sueños profesionales, en más de una ocasión, descubres las altas expectativas que vuelcan en ellos y casi exclusivamente en ellos. La frustración en más de un caso está asegurada.

Aprender que tenemos poder de influencia no es suficiente para empoderarnos; saber que la realidad tiene más elementos que uno mismo y que también ejercen su influencia ayuda a aportar valor desde el realismo.