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La “obsesión” por la formación de base resta oportunidades


23 de septiembre de 2019

Muchos de nosotros hemos vivido la experiencia de sentir con pavor la pregunta: ¿ya sabes lo que quieres ser de mayor? Formulada una y otra vez por personas, posiblemente preocupadas por nuestro futuro y con la necesidad de claridad y control, nos lleva a construir una imagen nítida y fija de nuestro futuro profesional desde muy temprano.

Sorprende en las entrevistas de selección con personas jóvenes, con qué claridad tienen su futuro imaginado. No seremos nosotros los que desterremos de nuestra vida la posibilidad de crear escenarios imaginados, máxime si los deseamos. Lo que queremos cuestionar aquí es la inamovilidad de dichas imaginaciones.

Estamos viviendo una época líquida en todos los sentidos, también en el profesional. Los cambios que vivirán los jóvenes que hoy se están incorporando al entorno de trabajo posiblemente sean bastante más numerosos que los de generaciones anteriores. La inteligencia artificial, la robotización, el cambio climático, las metamorfosis socio económicas de las diferentes zonas del planeta, el aumento de la esperanza de vida, etc. abren un escenario donde la flexibilidad y la capacidad de aprendizaje se hacen vitales. ¿Quién puede asegurar que un grado en medicina, en derecho, en química, en lingüística, etc. será ejercido de forma literal por los recién titulados?

Hacer lo de siempre, es decir, lo previsto, hoy en día puede restar muchas oportunidades. Cuando las empresas ponen tanto foco en las competencias transversales es por un motivo muy pragmático, la forma de asegurar la empleabilidad de sus equipos pasa por la capacidad de adaptarse y aplicar las capacidades en diferentes escenarios, muchos de ellos complejos, novedosos y acelerados.

Se da la paradoja de que estamos viviendo un momento donde las oportunidades de evolución de un profesional del conocimiento se están ampliando de forma vertiginosa, pero este mismo fenómeno está generando una gran incertidumbre para muchos de los recién graduados. Por este motivo, se hace fundamental tener mente abierta para explorar y crear nuevas posibilidades para las propias capacidades.

En este sentido, cobra una importancia creciente mostrar dicha flexibilidad en la actividad profesional y en la búsqueda de empleo. Por ejemplo, en el curriculum vitae de un recién graduado es importante señalar cualquier experiencia extra académica que muestre escenarios donde se desarrollan las competencias transversales complementarias a las estrictamente académicas: deportes, asociaciones estudiantiles, experiencias internacionales, hobbies, experiencias profesionales aunque no tenga nada que ver con el grado cursado, etc.

Ahora más que nunca tenemos la oportunidad de construir trayectorias profesionales diversas e incluso sorprendentes para uno mismo, la forma de aprovechar esta coyuntura es tener la mente abierta para explorar y crear posibilidades, complementando los conocimientos técnicos con las habilidades transversales.