El propósito común en los equipos de alto rendimiento
Es una obviedad que si algo caracteriza a los equipos de alto rendimiento es la existencia de un propósito común, que va más allá de los objetivos individuales de las personas que lo forman.
El futbolista que quiere que su equipo gane el campeonato, más allá de que mete más o menos goles… El bombero que no se queda satisfecho hasta que el incendio está apagado, aunque él ya haya cumplido con su labor… El Director de Área de Compras, que no está contento si su ámbito brilla con luz propia, pero la empresa pasa por dificultades.
Una buena forma de comprobar que un grupo de personas que supuestamente ha de ser un equipo, de hecho lo es, es observar si existe ese ejercicio de generosidad que hace que los intereses y necesidades individuales, estén supeditados a los intereses y necesidades del colectivo.
Quien deja limpia su baldosa porque es su cometido, y se va corriendo mientras ve que los demás siguen trabajando con ardor para limpiar las suyas, puede estar poniendo de manifiesto sin duda una eficacia mayor, un alto rigor, energía, etc… Pero ese comportamiento es un síntoma de que ese grupo en el que se mueve, no funciona como un equipo.
Sin embargo, queremos traer a este texto algo que no suele comentarse cuando se hace referencia al propósito común como referencia para los equipos de alto rendimiento. ¿Qué pasa cuando, de manera sistemática, las personas han de renunciar a sus objetivos, necesidades e intereses individuales, para que el equipo consiga los suyos?
Esto, necesariamente, generará conflictos y entorpecerá antes o después las dinámicas internas, porque si bien el individuo “se entrega” al equipo cuando este funciona como un equipo de alto rendimiento, de hecho, no deja de ser individuo: no desaparece el elemento individual, “egoísta”, que forma parte de la naturaleza humana.
Por ese motivo, insistimos en la relevancia de que, a la hora de definir el propósito común, las organizaciones al menos tengan en cuenta cómo podrá convivir este con los propósitos individuales, de forma que la relación entre los individuos y el equipo sea más sostenible.