Divagar con foco
Si nos imaginamos a una persona creativa, a la gran mayoría se le viene a la cabeza una persona que está constantemente soñando, divagando de un tema a otro, de manera desinhibida, sin foco, conectando con ese hemisferio derecho lleno de fantasía y caos. Pero, ¿funciona así el cerebro creativo?
En el pensamiento creativo interviene sin duda la red de imaginación, situada en la parte frontal y parietal, responsable de divagar y dejar a la mente fluir libre. Es la razón por la que en muchas ocasiones se nos ocurren ideas en la ducha o al hacer deporte, cuando dejamos de lado el control permanente y permitimos a la mente divagar y generar asociaciones inesperadas. Pero hay mucho más.
Las personas más creativas crean grandes conexiones entre esta red de imaginación y la red ejecutiva del cerebro, responsable de la atención. Dejan volar la imaginación, pero bloqueando distracciones externas y permitiéndose aislarse. En el libro “Rutinas cotidianas”, Mason Currey encuentra una similitud entre diferentes artistas a lo largo de la historia: todos compartían momentos largos concentrados en los que crear, teniendo una gran habilidad para concentrarse y trasladar la atención. Prestar atención para imaginar, focalizarse para soñar, nos hace personas más creativas.
Además de eso, las mentes creativas son capaces de cambiar de manera intuitiva de modo según el momento del proceso creativo en el que se encuentran, dando más importancia a la red de imaginación o a la red ejecutiva, desarrollando una gran flexibilidad cognitiva. Incluso, en algunos momentos tienen lo que muchos investigadores han denominado “atención con fuga”, que les permite concentrarse al mismo tiempo que permiten el paso de información “irrelevante”, combinando la capacidad de foco con distracciones sensoriales.
Todo esto pueden parecer contradicciones y desafiar los paradigmas que nos han transmitido. Pero la creatividad nace en las intersecciones entre procesos mentales que nos han hecho ver como antagónicos. El profesor de psicología de la Universidad de Claremont, Mihaly Csikszentmihalyi, que lleva años estudiando el proceso creativo, describe así a los perfiles que desarrollan una mentalidad altamente creativa: “si tuviera que expresar en una palabra que hace estas personalidades distintas del resto sería complejidad. Muestran tendencias de pensamiento y acción que en la mayoría de la gente están segregadas. Muestran extremos contradictorios, en lugar de ser un individuo, cada uno de ellos se comporta como una multitud».