Echamos de menos los pinchos de tortilla
El aprendizaje contante es garantía de vitalidad desde la perspectiva del bienestar. Piensa el tiempo que dedicabas en tu infancia a explorar el mundo e incorporar nuevas habilidades y saberes; un niñx quieto durante mucho tiempo puede levantar las alarmas de un posible problema o enfermedad.
En las personas adultas, el pragmatismo nos lleva a ver el aprendizaje constante como garantía de empleabilidad. La probabilidad de quedarse obsoletos no solo es cada vez mayor sino cada vez más rápida.
Si el aprendizaje constante no tiene cuestionamiento en el momento actual, si lo tienen las formas de aprender. ¿Cuáles han sido los resultados de la formación en 2020?, ¿cuánta formación ha tenido que ser aplazada por la pandemia?, ¿cuáles son los niveles de satisfacción de la formación en entorno virtual?, ¿cuál es el pronóstico para el 2021 y en adelante? En el encuentro anual de formadores internos de la empresa Cellnex se pusieron sobre la mesa estas cuestiones y muchos datos.
Paradójicamente, los resultados objetivos de Cellnex nos dicen que la formación ha tenido muy buenos resultados, e incluso, algunos indicadores como la satisfacción han subido, pero se “echan de menos los pinchos de tortilla”.
La expresión fue palmaria cuando uno de los formadores la compartió y numerosas personas la secundaron. Que la formación que tradicionalmente se ha impartido en las empresas es más que transmisión de conocimientos y entrenamiento, ya lo sabíamos. De lo que no éramos tan conscientes es de que los descansos, las comidas, las dinámicas grupales… que en muchas ocasiones las vivimos como un mal necesario para “tomar aire”, son momentos de socialización espontanea para ponerse cara, compartir experiencias, conectar información, etc. y ahora tienen un valor explícito.
El aprendizaje constante es un impulsor que nos lleva a explorar con apertura cualquier experiencia para adquirir nuevos conocimientos y habilidades. El despliegue de los planes de formación en el ejercicio pasado ha sido todo un reto para muchas organizaciones, y como en el caso de Cellnex, se reaccionó muy rápido migrándolo al entorno virtual y se pudo completar con éxito. Pero tenemos que preguntarnos si tal éxito es completo pensando en el futuro.
Nos hemos movido de entorno, de la formación presencial a la virtual, pero ¿hemos aprendido o simplemente hemos replicado el modelo en un escenario diferente? La formación presencial y la virtual tienen numerosas diferencias y las une el objetivo, cualificar. Ahora sabemos explícitamente que la gestión del conocimiento interno necesita los momentos “pincho de tortilla”. Si realmente queremos aprender de esta experiencia, hazte la pregunta ¿qué puedo hacer para que en la formación virtual también encontremos lo que hasta ahora nos daban los pinchos de tortilla?