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El futuro en la era de inteligencia artificial: creatividad, imaginación, pasión (y filosofía).


22 de mayo de 2018

Llevo un tiempo dándole vueltas a un vídeo que vi hace unos días y me gustó mucho. En él, Jordi Nomen (profesor y autor del libro El niño filósofo) explica razonadamente por qué los niños y las niñas deberían aprender filosofía para desarrollar su pensamiento crítico. Además, también incide en la necesidad de que abramos nuestra mente, nos hagamos siempre preguntas y reflexionemos. Esta última frase me parece clave en el contexto en el que vivimos, y sobretodo, en el que a priori nos va a tocar vivir en un futuro muy próximo.

El avance de la inteligencia artificial es un hecho. La semana pasada por ejemplo, Google presentó al mundo Duplex, un nuevo sistema de IA que completa tareas de forma independiente interactuando con seres humanos mediante llamadas telefónicas. Esto supone un cambio de paradigma, ya que se propone que el robot no sea quien atiende la llamada sino quien la solicita. En este vídeo (o en este otro) podéis  comprobar que es imposible distinguir al robot de la persona real al reservar mesa en un restaurante o pedir cita para cortarse el pelo.

Pero y si para ciertas cosas los robots podrán tener el mismo desempeño (o mejor) que  nosotros, ¿cómo podremos las personas diferenciarnos y aportar un valor irreemplazable en el futuro?

Por el momento, los estudios realizados en inteligencia artificial avalan que hay ciertas capacidades cognitivas en las que las máquinas están muy lejos de poder manejarse de forma independiente. Curiosamente, gran parte de ellas coinciden con las que Jordi Nomen defendía desde un punto de vista filosófico al principio de este texto. 
La habilidad de aprender y hacerse preguntas, organizar, plantear y resolver problemas, la capacidad de analizar y entender el entorno… O especialmente el desarrollo de la imaginación, la creatividad y la pasión por las cosas.

Y es que la filosofía va íntimamente ligada al desarrollo de la tecnología y la inteligencia artificial, por lo que no es ninguna sorpresa que la universidad de Oxford (una de las más importantes del mundo) oferte ya una licenciatura híbrida de informática y filosofía.

En el futuro (dicen los expertos), las máquinas asumirán los trabajos físicos, los repetitivos o aquellos que requieran grandes volúmenes de información, por lo que la diferenciación pasará porque potenciemos nuestra curiosidad, el aprendizaje transversal y el pensamiento crítico para realizar tareas únicas.

¡Bienvenida, filosofía!

“ Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender. ”  Ortega y Gasset