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El potencial creativo escondido


26 de junio de 2019

Pensamos en los proyectos, las empresas y cualquier creación como productos terminados, listos para ser siempre lo que se pensaron en un inicio, inamovibles, cuando todo alrededor se mueve constantemente. Hacemos lo mismo con la sociedad, juzgando el ahora con paradigmas de ayer, anclados en unas normas sociales que ya no tienen sentido, que necesitan reinventarse, repensarse. Y, sin darnos cuenta, hemos trasladado este enfoque a las personas. Las tratamos como productos acabados cuando realmente están en proceso.

Nos centramos en educar de forma homogénea, volcando unos conocimientos para andar mañana en un mundo que ya no existirá en lugar de destapar el potencial creativo que tenemos para crear el futuro. ¿Por qué no aplicar el enfoque lean startup a las personas? ¿Y si la educación y la vida pudiesen ser una manera de descubrir el potencial escondido en cada uno basado en la experimentación, el aprendizaje validado y la interacción con otros?. Porque experimentando podemos descubrir aquello que ni nosotros sabíamos que existía dentro, podemos aprender basándonos en pruebas reales y crear un prototipo personal para lanzarnos al mundo. Como además somos proceso, podemos cambiar sin miedo al encontrar nuevos matices que nos hagan sentir más llenos, formando una identidad con la que nos sintamos más cómodos y realizados. Podemos reinventarnos para encontrar el mejor encaje.

Según el informe GEM 2018-2019 los elevados porcentajes de población española que tienen miedo al fracaso, un 43%, dejan ver que supone un importante obstáculo para el emprendimiento. Tenemos miedo a experimentar, no solo con ideas, sino con nosotros mismos. Seguimos patrones marcados, sin salirnos de la línea, porque nos han enseñado a replicar para evitar el error. Para educar mirando hacia el futuro debemos trasmitir que jugar a descubrirse significa moverse y retarse y con ello, poder chocar; pero, quizás, poder también encontrar, lanzándonos, un increíble potencial desconocido.

“No hemos de preguntarnos qué necesita saber y conocer el hombre para mantener el orden social establecido, sino ¿qué potencial hay en el individuo y qué puede desarrollarse en él? Solo así será posible aportar al orden social existente nuevas fuerzas procedentes de las jóvenes generaciones” (Rudolf Steiner)