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Lo que haces desde el corazón, puede ser tu trabajo.


24 de abril de 2016

Algunas personas tienen la suerte de descubrir a lo largo de su vida, el secreto de la felicidad. Son capaces de saborear el regalo que es una vida, un trabajo, una pasión y a veces, no sólo lo viven ellos, sino que también lo comparten y transmiten a otros.

Hace unos días, tras escuchar el testimonio de Emilio de Villota, ex­-piloto de Fórmula 1 y padre de la fallecida María de Villota, reflexionaba sobre varias cosas:

1. María tenía un talento reconocido para el automovilismo y luchó y trabajó para poder desarrollarlo y disfrutarlo. No debemos renunciar a nuestros sueños, porque si trabajamos por ellos, pueden hacerse reales.

2. Somos aquello que vivimos. Allí donde ponemos nuestra energía, nuestros anhelos, nuestras fatigas se va dibujando nuestro yo. María era el run run de los motores antes y después del accidente. Su fortaleza como ella misma decía, venía de esa pasión que tanto la movía.

3. El talento tiene que ver con el placer porque al hacer lo que amas, lo disfrutas.

4. Todos tenemos una mejor versión de nosotros mismos. En nuestra mano está que la descubramos y potenciemos o la escondamos.

5. Si tenemos la suerte de escucharnos y descubrir nuestra pasión, nuestra vocación, merece la pena darle forma, empaquetarla para ponerla en valor. María descubrió que tras su accidente sentía la necesidad de acostarse cada día, sabiendo que había hecho algo por otros y creó una fundación.

6. A veces, no hace falta tener ojos, para tener una mirada, ¿cuál es la mía?

Sólo haciendo las cosas con pasión existe la oportunidad de dejar huella, ¿cómo sería la mía?