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Los talentos latentes, ¿dónde van?


3 de diciembre de 2019

Eduardo Serra, ex ministro de Defensa y actual Presidente de la Fundación Transforma España, me ha puesto sobre la pista de un informe realizado hace unos años por Transforma Talento, una iniciativa sin ánimo de lucro promovida desde la sociedad civil.

Solo el título del informe, ya me ha parecido muy sugerente: España hacia una sociedad y economía de los talentos realizados; una visión optimista pero contundente de la sociedad civil.

Me ha parecido apasionante el concepto de talento realizado. El informe parte de la base de que todos tenemos un talento, y que existe además una oportunidad fabulosa derivada de mezclar los talentos de cada uno, sean cuales sean. Pero un talento latente, ¿para qué? Y es latente aquel talento que el individuo no identifica, no desarrolla, o no ejecuta.

Los talentos, apunta el informe, solo aportan valor cuando “se realizan”, es decir, cuando son aprovechados al servicio de la persona que los tiene y de la sociedad en la que esta vive. Un talento no realizado es un sueño frustrado para la persona que lo tiene y una oportunidad perdida para la sociedad.

El informe plantea tres ópticas desde las que se debe realizar el talento:

  1. la realización personal, que permite que uno se sienta bien consigo mismo por lo que hace y logra y le hace dueño de su destino,
  2. la realización social, que convierte el talento individual en un bien para la sociedad, y convierte a quien lo tiene en un ciudadano responsable y activo,
  3. la realización profesional, que hace que los talentos creen riqueza individual y colectiva.

Me parece muy importante que no olvidemos esta triple óptica, necesaria para el crecimiento personal y de la sociedad en su conjunto.

Un talento que se realiza profesionalmente, pero que no se realiza personal o socialmente, es un talento, al que le falta realización. Y seguramente va a redundar en infelicidad y desconexión con el mundo.

Un talento que se realiza personalmente, pero que no aporta valor a la sociedad o no crea valor, también carece de realización completa, porque no somos islas. No tendríamos el mundo que tenemos, si  muchas personas no hubieran puesto su talento al servicio de la sociedad y de las empresas.

A lo largo de los últimos años, en Dynamis hemos conocido a tanta gente, tan talentosa, aquí, en España, que no ser optimistas sobre nuestro futuro sería realmente ridículo.

Pero sí hemos observado lo que dice este informe: muchas personas con un talento oculto, especialmente jóvenes, lo que impide su realización personal, y como consecuencia pone en peligro la felicidad. Y también ciertas resistencias a poner el talento al servicio de la realización social y profesional, aportando un valor global, que permita a una comunidad crecer, innovar y evolucionar a lo largo del tiempo.