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No miedo


19 de febrero de 2019

Antes de que sigan leyendo, y para que no pierdan el tiempo les diré que no, que no tengo la receta para no tener miedo. No estoy seguro de si es una utopía o directamente un imposible, pero mi experiencia es que es más práctico tratar de ver qué hacemos para convivir con él.

Pero empecemos por el principio.  A mí es que me parece fenomenal tener miedo. Miedo, por ejemplo, a un bicho desconocido que me mira con ojos de querer atacarme y yo sin saber si es peligroso o no. Hay un miedo físico o biológico, que tiene mucho que ver con el instinto de supervivencia, y que nos ayuda a estar alerta y a protegernos. Yo diría que este miedo es positivo.

Y también diría que tiene una parte positiva ese miedo al error, incluso a decepcionar a otros, a no estar a la altura. Bien gestionado, puede recordarnos la importancia de prepararnos, de entrenar, de no dejar nunca de aprender.

El problema serio surge cuando el miedo, lejos de ponernos en marcha, nos paraliza. Y nos lleva a encerrarnos cada vez más en lo que nos produce seguridad. Y levantamos muros cada vez más altos, que nos aíslen del feedback negativo y de los riesgos a pegárnosla.

No es buen negocio, entre otras cosas porque el miedo es como el agua: al final encuentra un resquicio por el que colarse hasta el rincón más escondido.

Yo diría que puestos a tener miedo, mejor tenerlo fuera de casa y que ahí se quede. Y ahí me peleo con él.

La casa soy yo: mi cuerpo, mi mente. Todos tenemos capacidad para pensar por nosotros mismos (aunque haya personas que intenten privarnos de ella). Todos tenemos una naturaleza exploradora, que nos puede llevar a descubrir, aun con miedo, que tenemos recursos (o podemos aprenderlos) para superar la mayor parte de las situaciones con las que la vida nos rete.

Mi experiencia me ha enseñado que desarrollar el pensamiento propio (aclarando tus propias convicciones)  y el contacto con personas y experiencias diferentes a las mías, son buenas recetas para gestionar los miedos.

Pero como dice Will Smith en un vídeo maravilloso (ver vídeo), de alguna forma hay que pasar miedo para descubrir cosas extraordinarias de nosotros que hay al otro lado. De alguna forma, hay que tener miedo para tener menos en el futuro.

O como me dijo una vez un genio: para sentir la paz, hay un paso previo, que es sentir la inquietud.

Hay un momento en que hay que ponerse en marcha: parar el cerebro que mira hacia atrás y hacia delante. Y centrarse en lo que quieres hacer y en lo que vas a hacer, más allá de lo que pasó y de lo que puede pasar.