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Etiqueta: desarrollo personal

Pinta tu vida de color

El otoño nos brinda una buena ocasión para mirar con otros ojos una estación que para algunos es sinónimo de melancolía, apatía, decaimiento. Sin embargo para otros, supone un cambio de color en los árboles, ropa de abrigo en los armarios, una luz diferente durante el día, olor a las primeras lluvias, alfombra de colores en las calles y los bosques…

Qué diferente visión la de aquel que se deprime porque deja atrás los meses de verano, añorando esos momentos de ocio en la playa o la piscina pensando poco más que en descansar y disfrutar de esos momentos tan efímeros, de la de estos que miran con ojos “limpios” el tiempo que se les pone por delante y ven en él la ocasión para hacer, desarrollarse, crecer, vivir.

Sin duda, el color del cristal con el que miremos las cosas va a determinar gran parte de nuestras decisiones y por tanto de nuestra vida. No deberíamos dejar que las cosas que suceden a nuestro alrededor nos determinen ni nos definan. Ni el calor ni el frío, ni un coche más o menos moderno, ni un jefe más o menos gruñón deberían determinar nuestra actitud, nuestras decisiones, nuestra vida…

Es posible aprender a educar nuestra actitud para que sea positiva y para ello podemos empezar por pequeños detalles: cuidando nuestra postura corporal, practicando la sonrisa interior, tomando conciencia de nuestras posibilidades, no conformándonos con hacer siempre lo mismo o lo mínimo… porque siempre podemos dar más. Sin duda la actitud, es la que va a determinar en gran medida cómo será mi día, mis relaciones, mi rendimiento, mi nivel de felicidad.

Cuanto más la trabajemos, mejores resultados emocionales conseguiremos, y en esta vida, ¿qué hay más importante que sentirse feliz?

 

Crecer a través de un proceso de coaching

En los procesos de desarrollo personal,  no todos los caminos llevan a Roma, pero no existe una única forma de conseguir avanzar hacia los retos del coachee. Existen siempre varias alternativas, y es importante que el coachee participe en la identificación de las mismas, con ayuda del coach.

Un buen coach, ayuda al coachee a descubrir alternativas, acciones, miniretos, una vez que el coachee ha explicitado su estado deseado, pero no debería condicionar, no debería posicionarse en cuanto a cuál es el camino que ha de seguir el coachee. El camino elegido, con absoluta libertad, ha de ser decidido por el coachee, y esta es una de las grandes claves de éxito de los procesos de coaching. 

El avance en procesos de desarrollo personal y profesional exige de un alto nivel de compromiso del coachee, y éste es muy difícil de conseguir, cuando lo único que ha de hacer es seguir unas consignas que le marca su coach.

Tanto los retos, como las acciones para darles respuesta, han de ser una elección personal, una obra en la que el coachee no es un mero obrero, sino que es el arquitecto. Ello sí permitirá que la predisposición para dar lo mejor de sí mismo en el proceso de desarrollo sea excelente.

La convivencia del proceso de desarrollo personal con otras muchas responsabilidades del coachee (su trabajo, su familia, etc.), condicionan en gran medida el timing del proceso. Nuevamente, es el coachee el que ha de marcar la pauta, y colocar su proceso de desarrollo a partir de su propia escala de prioridades. El coach no es un “papi” o un “tutor” que tiene que fiscalizar el proceso; es solo un apoyo que ayuda a pensar con buenas preguntas, y genera alternativas de actuación que puedan al coachee y visualizar la realidad de diferentes maneras.

Naturalmente, puede ocurrir que el proceso de coaching esté tan abajo en la escala de prioridades del coachee, que los avances sean inexistentes. Nosotros consideramos que esta posibilidad sí debe ser puesta por el coach encima de la mesa, realizando una valoración conjunta de si “estamos perdiendo el tiempo” y hay que buscar otro momento para que el proceso sea más efectivo.