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Etiqueta: escucha activa

Feedback de combate

El feedback es una actividad esencial en los procesos de aprendizaje. Es la oportunidad para ampliar la perspectiva: de saber cómo impactas en otros, de obtener información que puede ayudarte a enriquecer una idea…

Lamentablemente, en muchas ocasiones desechamos su valor, o lo relativizamos, tal vez porque el proceso de comunicación está mal construido (sentimos que nos atacan, tal vez porque de hecho nos atacan), o porque no damos autoridad a la persona que nos da el feedback.

En algunas ocasiones, también rechazamos el feedback por nuestra falta de disposición al aprendizaje, que a veces disfrazamos de argumentos, como nuestra fe en la idea y nuestra obligación a defender aquello en lo que creemos. Es lo que nos pasa cuando decimos “en realidad es envidia” o “él no sabe de lo que habla, no lo ha trabajado como yo”.
A menudo, convertimos los procesos de feedback en auténticos combates, en los que es mucho más importante legitimar nuestra idea que exprimir la opinión del otro. En algunas situaciones, esto entraña un grave riesgo, porque es realmente peligroso entrar en una “guerra” de argumentos para justificar y dar réplicas a las críticas que otros nos puedan hacer.

Máxime, si esos otros son nuestros clientes, nuestros responsables… Poco que ganar, mucho que perder.

Por supuesto, a veces el “cómo se dice” puede desvirtuar mucho el “qué se dice”. Un feedback mal dado puede generar un impacto emocional que hace mucho más difícil extraer un aprendizaje. Pero como receptores sería bueno, aun así, que separáramos el grano de la paja,  y extrajéramos aquella información que de hecho amplía nuestra visión de las cosas y por lo tanto, abre líneas de actuación.

No es obligatorio que cambiemos nuestro pensamiento o actuación ante el feedback que nos dan. Tampoco es necesario que nos quedemos callados, y obviemos nuestro punto de vista.

Por supuesto, si el feedback que recibimos supera los límites de la buena educación, puede convenir acortar el momento o incluso defender nuestra dignidad como personas.

Pero cambiar la oportunidad de aprendizaje que el feedback de otros nos proporciona, por la oportunidad de buscar la “victoria” en el combate de argumentos, es una práctica que lleva a pérdidas, nos enroca y nos impide crecer.

Hablar para resolver conflictos

Es de uso común ese dicho de que “hablando se entiende la gente”. Pero en sí mismo, no es una máxima que podamos aplicar en todas las ocasiones.

De hecho, en circunstancia concretas, hablar no solo no tiene por qué servir para resolver un conflicto, sino que puede servir para lo contrario.

La actitud de las partes y la limpieza del canal de comunicación entre ellas, es decisiva para convertir a la comunicación en la herramienta para resolver los conflictos. Apuntamos algunas claves:

  • Cuando los interlocutores no se respetan, o no confían entre ellos, es difícil que puedan hablar con transparencia, y eso va a generar acuerdos, si es que se generan, que van a ser inciertos en cuanto a su calidad y sostenibilidad.
  • En muchas ocasiones, la ausencia de respeto entre las partes, más que la ausencia de confianza, puede dar lugar a espacios de comunicación muy “calientes”, en los que el foco de la conversación no está situado sobre el conflicto a resolver, sino sobre las cuitas entre los intervinientes. Eso ensucia el canal de comunicación y, en el peor de los casos, lo rompe. Y si no hay canal de comunicación abierto, no hay negociación posible.
  • Cuanto partimos de un histórico conflictivo, en el que las partes no han cumplido con sus compromisos, las bases de la comunicación están deterioradas, y solo a través de una reconstrucción de las mismas, la comunicación para el acuerdo será positiva.

En nuestra experiencia, los grandes gestores de conflictos, en cualquier ámbito de la vida, son personas respetadas y que respetan, y que son muy eficaces en el cuidado de las relaciones, independientemente de que no siempre logren acuerdos. Tienen una visión de largo plazo, que permite trabajar con la filosofía de que “si no puede ser hoy, tal vez pueda ser mañana”.

¿Hablando se entiende la gente? Sí, si hay respeto entre las partes y una relación de confianza mutua, que está por encima de los diferentes puntos de vista e intereses que puedan existir.

 

 

Non stop moving

¿Cómo se plantea nuestro futuro profesional? ¿de qué manera lo que hoy o hasta ahora ha sido determinante a la hora de encontrar o conservar un puesto de trabajo, va a cambiar o está ya cambiando?

Podemos responder a éstas y otras cuestiones partiendo de un análisis previo de la situación en la que nos encontramos: Continuos cambios políticos, económicos, sociales, demográficos, un aumento generalizado de la incertidumbre ante la rapidez de los cambios y los avances científicos y tecnológicos. Una progresiva desaparición de barreras gracias fundamentalmente a la tecnología que acerca sectores, personas, empresas… Los cambios o la desaparición de determinadas actividades, profesiones y competencias requeridas para determinados puestos de trabajo, asociado a los cambios anteriormente descritos; y con ello, las nuevas demandas profesionales…

Y ¿cómo afectan estos cambios a nuestro día a día profesional?

  • Convivimos con una mayor dosis de incertidumbre que dificulta la toma de decisiones
  • Necesitamos herramientas que nos ayuden a anticipar tendencias, de ahí el notable incremento de la automatización de procesos gracias a la implantación de los software de gestión.
  • Las competencias que se demandaban a determinados perfiles profesionales (por ejemplo, los relacionados con los servicios, o de carácter comercial) empiezan a desaparecer, en tanto en cuanto, estas gestiones se realizan online.

Todo lo anterior, conlleva la necesidad de incrementar los sistemas de seguridad empresarial a la hora de gestionar y tratar la información que posee. Conceptos como la flexibilidad horaria o el trabajo en remoto empiezan a tener su peso en las políticas de RRHH. Los diseños de las oficinas toman un papel protagonista a la hora de satisfacer las demandas del cliente interno (se demandan zonas verdes, espacios de descanso, espacios polivalentes, de coworking…

Predisposición al cambio, curiosidad, capacidad de observación y escucha

Para afrontar con éxito una correcta gestión en estos nuevos escenarios de trabajo,  es aconsejable enfrentarse a ellos con una actitud de curiosidad y receptividad. Debemos saber observar y escuchar lo que demanda el mercado, las nuevas generaciones, nuestros clientes.

Si quiero seguir creciendo profesionalmente, tengo que tener la actitud adecuada para aceptar limitaciones, asumir cambios, tratar de anticiparse a ellos y tener predisposición para el reciclaje y la formación continua.

Probablemente, los nuevos equipos de trabajo en un corto plazo serán los formados por profesionales más generalistas que se complementen con otros más especializados.

El reto, comienza en nosotros, pero también en las aulas

En la aulas, donde deben forjarse esos profesionales con conocimientos técnicos y la versatilidad necesaria para el desarrollo de competencias que les demande su puesto de trabajo y el mercado en el que operen. Una cosa es clara, si queremos avanzar, debemos estar en permanente movimiento.

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Personal Training para trabajar el Impacto y la Influencia

Una de las habilidades que mejor pueden trabajarse a través del Personal Training es el Impacto y la Influencia. Muchas personas en este tipo de procesos de desarrollo personalizados manifiestan sus problemas para “ser escuchados”, para tener presencia en los grupos y para que sus ideas sean tenidas en cuenta.

Existen cinco grandes ideas clave a trabajar de manera personalizada cuando se trata de potenciar desempeños positivos en esta competencia:

  1. Si te muestras inseguro, pierdes impacto. Y obviamente, cuando alguien se muestra inseguro, es porque lo está. Porque no conoce sus capacidades, no cree en ellas o no tiene suficiente seguridad sobre aquello de lo que habla. O tiene miedo escénico. 
  1. Si no participas, no estás. Ya lo dice el refrán: el que calla, otorga. Una persona que tiene dificultades para impactar e influir, suele necesitar desarrollar estrategias que le obliguen a tener una cierta presencia en los grupos. 
  1. Si no escuchas, reduces las posibilidades de que te escuchen. Y muchos te dicen: “¡si yo escucho!”. Pero esto es como la mujer del César, que tiene que serlo y también parecerlo. No es suficiente con escuchar. Es necesario que el otro lo sepa, que tenga claro que tienes en cuenta lo que te dice. 
  1. Primero pensar, luego hablar. Más que nada, para evitar decir cosas de las que luego te arrepientas. Y también para estructurar tus ideas siguiendo un hilo conductor. Los grandes comunicadores de la historia, no lo eran por sus grandes habilidades para improvisar. 
  1. Si nos aburrimos, desconectamos. Para impactar e influir, tenemos que generar recursos que nos permitan sorprender y captar la atención. Porque si no lo logramos, da igual lo muy interesante que pueda ser lo que tengamos que contar.

Es primordial, por tanto, para alcanzar resultados positivos en cuanto al impacto e influencia, potenciar la presencia activa en los espacios de comunicación en los que la persona participa, tanto desde la escucha como desde exposición propia, siempre desde el equilibrio, evitando que rasgos de carácter introvertidos (que me invitan a estar en segundo plano) o extrovertidos (que me invitan a tener mucha presencia), sean los que condicionen la actuación.

 Si quieres conocer más sobre estos procesos…

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