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Etiqueta: gestión de conflictos

Hablar para resolver conflictos

Es de uso común ese dicho de que “hablando se entiende la gente”. Pero en sí mismo, no es una máxima que podamos aplicar en todas las ocasiones.

De hecho, en circunstancia concretas, hablar no solo no tiene por qué servir para resolver un conflicto, sino que puede servir para lo contrario.

La actitud de las partes y la limpieza del canal de comunicación entre ellas, es decisiva para convertir a la comunicación en la herramienta para resolver los conflictos. Apuntamos algunas claves:

  • Cuando los interlocutores no se respetan, o no confían entre ellos, es difícil que puedan hablar con transparencia, y eso va a generar acuerdos, si es que se generan, que van a ser inciertos en cuanto a su calidad y sostenibilidad.
  • En muchas ocasiones, la ausencia de respeto entre las partes, más que la ausencia de confianza, puede dar lugar a espacios de comunicación muy “calientes”, en los que el foco de la conversación no está situado sobre el conflicto a resolver, sino sobre las cuitas entre los intervinientes. Eso ensucia el canal de comunicación y, en el peor de los casos, lo rompe. Y si no hay canal de comunicación abierto, no hay negociación posible.
  • Cuanto partimos de un histórico conflictivo, en el que las partes no han cumplido con sus compromisos, las bases de la comunicación están deterioradas, y solo a través de una reconstrucción de las mismas, la comunicación para el acuerdo será positiva.

En nuestra experiencia, los grandes gestores de conflictos, en cualquier ámbito de la vida, son personas respetadas y que respetan, y que son muy eficaces en el cuidado de las relaciones, independientemente de que no siempre logren acuerdos. Tienen una visión de largo plazo, que permite trabajar con la filosofía de que “si no puede ser hoy, tal vez pueda ser mañana”.

¿Hablando se entiende la gente? Sí, si hay respeto entre las partes y una relación de confianza mutua, que está por encima de los diferentes puntos de vista e intereses que puedan existir.

 

 

¿Cómo nos comportamos ante los conflictos?

Una de las vivencias que más energía consume a una persona es un conflicto. Más allá de que sea por cuestiones más frías, como un conflicto de intereses por ejemplo en una negociación, o que sea por cuestiones más emocionales, por ejemplo una relación que se ha deteriorado por un compromiso no cumplido, los conflictos pueden  generar una gran tensión.

En muchas ocasiones, los conflictos generan una sensación de atadura, de bloqueo, de no ver la luz… Y en este sentido, el Personal Training puede ser una herramienta excelente para mejorar las actitudes y aptitudes para afrontarlos.

Existen cinco grandes ideas clave a trabajar de manera personalizada cuando se trata de potenciar desempeños positivos en esta competencia:

  1. Comprender el origen del conflicto es el primer paso. Hay ocasiones en que las personas ni siquiera son conscientes de que están en conflicto. O sí lo son, pero no saben cómo surgió. Esa es la primera etapa, que habitualmente es muy clarificadora, a la hora de identificar alternativas para iniciar la gestión del conflicto.
  2. El motor de la gestión del conflicto es la oportunidad derivada de solucionarlo. Se necesita mucha energía para gestionar conflictos, y para gastarla, primero que hay obtenerla… La mejor “gasolina” es identificar las oportunidades, los beneficios de encontrar una solución al conflicto. Y si no los hay, a lo mejor es que es mejor que no se solucione. Así al menos no me desgasto.
  3. El camino más rápido no suele ser la línea recta. Gestionar conflictos no suele ser un “aquí te pillo, aquí te mato”… A veces hay mucho de que hablar. Mucha confianza que generar… O recuperar porque se ha perdido. Conviene generar varias alternativas de actuación y ser flexible. Y trabajar la paciencia.
  4. Si no hay canal de comunicación, no hay de qué hablar. Es difícil conseguir un acuerdo o curar una herida con alguien a quien has llamado alguna cosa “gruesa” en algún momento de calentón. Que se lo digan a nuestros políticos. Cuida el canal de comunicación, porque si lo hay, algo que quizás no sea posible arreglar ahora, quizás siga siendo posible arreglarlo en el futuro.
  5. Procura que no haya vencedores y vencidos. Porque a nadie le gusta perder. Es importarte para que se encuentre una solución sostenible a un conflicto, que yo quede contento. Pero también lo es, si hay otras personas implicadas (a veces los conflictos son con uno mismo), que ellas también queden satisfechas.

Gestionar conflictos de manera efectiva, implica habitualmente desarrollar tres capacidades que son tan fáciles como difíciles: pedir disculpas, pedir ayuda y dar las gracias. Si estas expresiones no forman parte de nuestro vocabulario, muchas alternativas para resolver conflictos quedan automáticamente descartadas.

En cambio, en nuestra experiencia desarrollando procesos de Personal Training, a menudo esto último es por donde hay que empezar: por ayudar a la persona a encontrar la forma de decir “lo siento”, “necesito tu apoyo” o “gracias por el esfuerzo”.

 

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