Skip to main content

Etiqueta: gestión de emociones

Complace

…Porque no hay nada más bonito que decir sí. Ni nada más antipático que decir no… ¿O sí? ¿O es más antipático que te comas las ineficiencias de otros, los fallos organizativos a los que no se ponen remedio o la vaguería flagrante?

Tal vez el ladrón del tiempo al que es más difícil atrapar es este “complace”, que se basa en la creencia de que hay que procurar agradar a todo el mundo, y que una negativa a una petición es una fuente de conflicto y malestar. Y así nos va: de marrón en marrón…

No digo que no lo sea… ¿Pero y el malestar de tener tu propia agenda sometida a los caprichos de los que me rodean o a su caos? ¿Hasta qué punto una persona ha de condicionar sus prioridades a las prioridades de los demás?

Al menos, sugerimos que se realice una especificación previa de unas “reglas del juego”, una clarificación “en equipo” de las prioridades y con ella, que se valide también la posibilidad de decir “no” sin que ello pueda suponer una fuente de malestar.

¡Ojo! Este ladrón a veces nos invade a nosotros mismos: ocurre cuando, por comodidad, decidimos hacer antes lo que nos apetece que lo que es importante, o requiere una energía de más calidad por nuestra parte. Si hacemos esto, y dejamos para cuando estamos más cansados las tareas más complejas, nuestro rendimiento será menor y por ello tendremos que dedicar más tiempo. Así opera este maldito ladrón.

Es importante “decir no”, cuando las propias prioridades están en peligro ante las demandas de los que me rodean. Y también tenemos que aprender a “decirnos no” a nosotros mismos, cuando descubrimos que nuestra agenda está diseñada a partir de nuestras apetencias, de las cosas que más nos gustan, y no de las necesidades energéticas de las diferentes tareas. Una tarea que exige nuestra mejor concentración, ha de estar situada en momentos en los que estoy fresco, me guste o no me guste.

Por supuesto, hay otro tema que es “cómo decir no” para no ofender, convirtiendo el mensaje en una oportunidad para desarrollar una relación, compartiendo opiniones y sentimientos de manera constructiva. Pero eso ya lo explicaremos en otro post.

 

El sistema y yo

Cuantas veces nos hemos visto en situaciones donde parece no haber salida para nosotros, donde hemos pensado, o esto cambia, o yo corto.

Y no me ciño a ningún entorno concreto, creo que esta situación puede darse perfectamente en los entornos laborales, relaciones personales, entramados familiares. Cuando las circunstancias o los contextos no son ideales, cuando nuestra forma de hacer o pensar no encaja con ese entorno que nos rodea, ¿qué opciones tenemos?

Se me ocurren tres alternativas a valorar, antes de darlo todo por perdido:

  • «Mimetizarse» con el entorno,
  • Rebelarse contra él, abanderando una postura contraria al mismo,
  • Salir de él

MIMETIZARSE

En esta primera opción, pueden ocurrir varias cosas. Que al «mimetizarnos», perdamos nuestra propia identidad, que se difuminen nuestras ideas o que incluso, lleguemos a perderlas y cambiarlas por las predominantes en el entorno en el que vivimos. Nos adaptamos para «sobrevivir».

REBELARSE

En la segunda opción, el enfrentamiento con lo establecido, puede acarrearnos serias consecuencias emocionales, de reputación, de amistades, familiares, laborales…, de ahí, que sea importante, antes de tomar esa decisión, pensar hasta dónde estoy dispuesto a llegar sin salir perjudicado o al menos minimizando el impacto que esta postura pueda acarrearnos.

SALIR

La tercera opción, es quizás y a priori, la solución fácil, en tanto en cuanto, no parece conllevar ninguna lucha ni enfrentamiento con el sistema establecido. Sin embargo, y a mi juicio, es la consecuencia de hacer un intenso balance, entre lo que gano o lo que puedo llegar a perder, entre mis ideas y planteamientos o los del sistema y al concluir que no existe posibilidad de que ambas piezas del puzzle encajen, la decisión es salir, para buscar alternativas fuera del sistema, sin renunciar a nuestras ideas o posicionamientos.

¿ Y cuál es la postura más correcta cuando se trata de analizar estas opciones en entornos de trabajo?

Como siempre en estos casos, las situaciones y casuísticas personales pueden ser infinitas, pero creo que en la moderación y el equilibrio radica el éxito y una correcta toma de decisiones.

¿Y SI…?

¿Y si…no puedo mimetizarme con el entorno?, trata de aportar al mismo, lo mejor de ti, dando lo que se te exige, pero sin perder tu esencia. Puede que, con el tiempo, consigas que el entorno considere otras opciones válidas a las que le sostienen o le definen.

¿Y si no puedo, sé o quiero rebelarme contra el entorno?, pues igual que en la fórmula anterior: trata de aportar al mismo, lo mejor de ti, dando lo que se te exige, pero sin perder tu esencia, trabajando tus emociones y gestionando tu tiempo y energía.

¿Y si decido salir o romper con el sistema? Pues asume las consecuencias de dejar atrás un momento o capítulo de tu vida y al igual que en las anteriores opciones, trata de aportar al nuevo contexto, lo mejor de ti, dando lo que se te exige, sin perder tu esencia.

Al final, no importa tanto lo que decidas, sino la actitud con la que tomes las decisiones y los comportamientos que van a definir tus actos futuros, para no perder de vista tu identidad y tu equilibrio interior.

Podremos ser nosotros mismos siempre, sin perder nuestra esencia, haciendo las cosas del mejor modo que sepamos y esto será independiente a si nos amoldamos, rompemos o salimos del sistema.