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Etiqueta: productividad

Las tareas asociadas a la gestión del talento se pueden agilizar con tecnología. Llega KeyTeamX

En algunas ocasiones te habrá pasado, llegas a un sitio nuevo y te falta información o un apoyo que te ayude a empezar, quieres hacer una gestión y te pegas con una máquina que no reconoce bien tu voz o simplemente la persona de la que dependes está muy liada y tienes que mandar un e-mail para resolver una duda que en condiciones normales tardarías 3 minutos en resolver.

En esos momentos, desearíamos tener una varita mágica que nos solucionara el problema rápidamente, pero la mayoría de veces suspiramos e intentamos sacar adelante la situación como podemos.

Una de las cosas que teníamos claras al crear KeyteamX es que queríamos hacer la vida más fácil a las empresas y a los empleados. Para ello, escuchamos sus problemas, analizamos sus procesos y ponemos a su disposición todo nuestro conocimiento en recursos humanos y últimas tecnologías. Fruto de ese trabajo, nos hemos dado cuenta que hay multitud de pequeñas tareas en las empresas que podrían ser agilizadas con tecnología: por ejemplo con chatbots o inteligencia artificial.

El debate en los últimos tiempos, se está centrando en sí las maquinas llegarán para sustituir a las personas. Nosotros creemos que el verdadero potencial, el más valioso, es que las nuevas tecnologías permitan a los profesionales aprovechar el tiempo en las cosas importantes de verdad, quitándoles esas horas perdidas en tareas rutinarias, en fallos de comunicación o simplemente en burocracia, permitiéndoles nuevas formas de formarse o de mantenerse en contacto dentro de la empresa.

Tecnología pensada para ti: KeyTeamX

Si quieres más información, no dudes en contactarnos.

 

Esfuérzate

Ganarás el pan con el sudor de tu frente. Es un potente eslogan mil veces escuchado en determinados contextos educativos, a lo largo de muchos años. Traducido: cuanto más curras, más contento tienes que estar. Así que échale horas. Riza el rizo. No te vayas a casa si no estás cansado. O incluso aunque lo estés, sigue trabajando también. Y a trabajar aunque estés enfermo, que lo contrario es de cobardes.

Los españoles seguimos en la cola de los países menos eficientes de Europa. Algo falla en la maquinaria, porque tenemos talento y experiencia equivalente al de otros países, pero nos cunde menos. Largas jornadas de trabajo, largas comidas, largos periodos ante el televisor antes de acostarse… Seguramente, todo influye. También nuestra cultura, más relacional y más soleada que otras.

El caso es que la ciencia ya ha demostrado por activa y por pasiva todos los ritmos circadianos y biorritmos posibles. Nos enseña que los niveles de rendimiento óptimos se producen en horas determinadas, y con pautas específicas de alimentación y descanso. Pero “dar el callo” es lo que mola, sobre todo en algunos segmentos empresariales. Así que venga: jornadas interminables, con esfuerzos que todos miran pero no siempre se valoran: cansancio, estrés, desmotivación…

Es curioso cómo paradigmas que tienen buena pinta: “esfuérzate para lograr lo que te propongas”, se desvirtúan y se convierten en: “trabaja mucho para que nadie (ni tú mismo) te pueda reprochar que no te vacías”.

En cambio, todos tenemos claro, con matices, que si mi equipo se esfuerza mucho, pero no gana, el año que viene nos vamos a segunda división. Por supuesto que es difícil ganar si no te esfuerzas, pero no es difícil perder, aunque te esfuerces. Porque muchos se esfuerzan.

Valoro el esfuerzo, pero mejor si nos sirve para no irnos a segunda. Ello implica racionalizarlo, estudiarlo. Entender cómo hacerlo productivo. Descansar después de él, para poder repetirlo al día siguiente. Echar buena gasolina al depósito, para poder alimentar los caballos del motor.

Con este último ladrón del tiempo que identificó Taibi Kahler, cerramos una serie de cinco posts sobre estos usurpadores: APRESÚRATE, COMPLACE, SÉ FUERTE, SÉ PERFECTO, ESFUÉRZATE. ¿Cuál es el tuyo? Atrápalo y conseguirás que tu energía personal esté mejor aprovechada y dirigida al logro de tus propósitos.

 

 

Sé perfecto

La perfección existe o eso creen algunos. El rigor en el hábito, el análisis del último dato, la mejora sin fin, un 10 de nota tras un 10 de nota… Suena muy, muy bien… ¿Pero puede ser lo mejor, enemigo de lo bueno?

Hay unos cuantos peligros detrás de un anhelo desproporcionado de perfección: el estrés, el riesgo de frustración, la parálisis por el análisis, la ineficiencia… ¿La ineficiencia? Claro: se puede ser ineficiente si uno lo hace muy, muy bien, pero necesita mucho tiempo para hacerlo. O si lo hace para alguien, y ese alguien no necesita la perfección.

Este ladrón de tiempo, muy característico de personas controladoras y exigentes, genera intolerancia a los errores, lo que dificulta la toma de decisiones, incrementa los esfuerzos y ralentiza los mecanismos de seguimiento.

Nada más lejos de nuestra intención poner coto a esa sana inquietud por mejorar cada día, progresar, conseguir mejores resultados… Pero como con todos los excesos, convendremos en que hay que tener cuidado.

Si un bombero o un médico de urgencias siguiera en todo los casos, al 100%, el protocolo o rutina establecida, paradójicamente, podría poner vidas en peligro.

Si un joven, por buscar un 10 en un examen, estudia tanto que se queda “vacío” de energía, estará más cerca de sacarlo, pero también más cerca de suspensos en otras asignaturas.

Si un comercial elabora con tanto mimo una propuesta que no la entrega en hora al no estar perfecta, a lo mejor pierde el autobús del cliente.

Creemos que es necesario buscar también la eficiencia en la excelencia: revisar si la calidad óptima vale lo que cuesta. Si es así, adelante. Y asumamos las consecuencias.

Pero reflexionemos sobre si hay momentos en la vida en que lo que toca es avanzar aunque no las tenga todas conmigo. Aunque me falten datos, aunque quisiera saber más, aunque por avanzar, tropiece con una piedra.