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Etiqueta: profesionalidad

Motivos

Siempre me han producido curiosidad esos profesionales que, teniendo puestos de trabajo rutinarios y mucha experiencia en ellos, tiene un nivel de desempeño excelente, una sonrisa siempre preparada para el cliente o el usuario, una fantástica capacidad de gestión y resolución de problemas.

Me producen curiosidad porque a mí me costaría muchísimo encontrar la motivación necesaria para desempeñar esas tareas, un día tras otro. Más todavía si implican tener que atender a personas enfadadas, cuya empatía con quien está al otro lado, a menudo brilla por su ausencia.

He trabajado con estos colectivos de profesionales en muchas ocasiones a lo largo de mi vida, y si algo he aprendido de ellos, es que los que más destacan por su desempeño, tienen niveles de motivación altos, basados en la satisfacción intrínseca, más que en cuestiones extrínsecas.

Estos profesionales son personas que, para sentirse realizados, lo que más necesitan es mirarse en el espejo y ver que la imagen que está al otro les dice: “¡well done!”.

No necesitar (o necesitar en menor medida) de circunstancias externas para encontrar la satisfacción personal, de alguna manera nos hace independientes, libres. Es una gran oportunidad para encontrar la armonía. El reconocimiento externo, la recompensa, las coyunturas laborales, las personas que nos rodean, son cuestiones que no dependen de nosotros. No las podemos controlar.

Sí podemos controlar lo que hacemos y lo que no hacemos. Y también podemos dar sentido a la experiencia, analizando y eligiendo, a veces con mucho esfuerzo, el observador que somos de la realidad.

Creemos que para lograr dar sentido a la experiencia, sobre todo cuando llegan los malos momentos, una persona tiene que tener claros los MOTIVOS que la llevan a actuar de una forma u otra. Cuando esos motivos son poderosos y creemos en ellos, es más sencillo fluir con la actividad y somos mucho más resistentes a toda la negatividad que puede rodearnos.

Tal vez haya motivos mejores y peores, pero de hecho, lo importante es que cada uno encuentre los suyos, y viva conforme a ellos. Porque si no lo hacemos, van a llegar las dudas, y vamos a ser mucho más sensibles y dependientes de la coyuntura y del feedback exterior.

Los motivos dan sentido a la experiencia.

 

 

 

 

 

 

Dime qué edad tienes y te diré por qué te buscan las empresas

Las empresas nos contratan por lo que somos y por lo que aspiramos a ser y, por ende, existen unas cuestiones determinantes relacionadas con la época laboral que estamos viviendo para entender en qué podemos destacar como profesionales. A pesar de que no se debe relacionar la carrera profesional con la edad, cada década personal tiene sus ventajas y su propio ADN y es fundamental analizarlas ya que pueden suponer una ventaja competitiva que facilite su acceso a una empresa.

Los 20 y la época de las oportunidades

El principal activo de los veinteañeros es que siguen queriendo formarse y aunque a veces no han aterrizado del todo sus ideales y no son aún conscientes de sus posibilidades, quieren aprender. Este colectivo de “milennials” aprecia los espacios abiertos y las estructuras planas. Además, el trabajo ocupa gran parte de sus vidas y aún no tienen prejuicios o estereotipos. Las empresas los contratan por su proactividad, su resiliencia y su capacidad de aprendizaje. Otro punto fuerte son las competencias digitales ya que forman parte de su día a día.

Los 30 y el desarrollo de la carrera profesional

A partir de los 30, los candidatos en búsqueda de empleo quieren sobre todo crecer. Ya han dejado atrás las épocas de las prácticas y quieren asumir nuevos retos utilizando el aprendizaje inicial. Este es el momento para conseguir el valor añadido que les identifique.

Uno de los factores que diferencia a este colectivo con el de los veinteañeros es que buscan una mejora económica y valoran la oportunidad de emprender en la empresa y adquirir responsabilidades.

El de los treintañeros, es un colectivo ambicioso que quiere asentar su carrera laboral y vislumbrar sus posibilidades, aunque no puede dedicarle tanto tiempo al trabajo, porque empiezan a tener cargas familiares y costes.

Las empresas se fijan en ellos porque quieren desarrollar su conocimiento, por su potencial (el hecho de que la inversión que hay en ellos tiene un retorno rápido y efectivo) y por su adaptabilidad a la hora de integrarse en equipos diferentes. También son contratados por poseer una carrera profesional desarrollada y aportar tanto conocimientos técnicos como aptitudes profesionales.

Los 40 y el compromiso

Este colectivo suele estar formado por personas que, o ya ocupan puestos de responsabilidad, o al menos cuentan con la experiencia y conocimientos necesarios para ascender.

Los 40 determinan la primera etapa de madurez laboral, por lo que suele ser un target atractivo para los cazatalentos que buscan a profesionales para ocupar puestos directivos en las empresas y aportar valor diferencial bajo un alto nivel de exigencia.

Según los expertos, en esta etapa laboral las empresas contratan a profesionales por su sensatez, su capacidad de ejecución, su estrategia y liderazgo, habilidades que han ido desarrollando a lo largo de su carrera profesional.  

Los años 50 y el liderazgo

Los cincuenteros se caracterizan por su estabilidad y paciencia en comparación a las generaciones más jóvenes. La aportación a la organización en la que trabajan es alta y productiva. Además aportan un valor añadido gracias a su capacidad de enseñanza. Empiezan a canalizar su experiencia en consejos, colaborando como asesores o ponentes. Las empresas les contratan por su conocimiento y su capacidad para conectar a diferentes profesionales. Son capaces de movilizar a las personas así como manejar situaciones difíciles cuyos errores puedan tener un mayor impacto.  

Los 60 y la marca personal

Durante esta etapa de la trayectoria laboral, los profesionales son conscientes de su marca personal y quieren seguir trabajando. Representan el respeto y la culminación de la vida laboral. Son capaces de mantener su autonomía sin la necesidad de estar sujetos por el paraguas de la empresa. Las organizaciones les contratan porque aprecian su alto nivel de conocimiento y su predisposición a compartirlo con otras generaciones. Además las empresas valoran su facilidad a la hora de resolver conflictos y aportar nuevas soluciones de forma rápida y efectiva dada su gran experiencia y su bagaje profesional.