Tanto pensar en grande que nos olvidamos de pensar en pequeño
Los primeros momentos del confinamiento nos llevaron a una buena parte de la sociedad a hacer un parón físico obligatorio. Parón que nos hizo tomar conciencia de una realidad que es sistémica pero que con el ritmo y la velocidad habitual, olvidamos.
En esas primeras semanas también se generó un movimiento solidario por barrios y pueblos muy emocionante. De ahí, a los buenos propósitos pasamos en cuestión de horas.
Eran habituales los comentarios sobre la necesidad de cambiar una sociedad demasiado economicista, desproporcionadamente agitada, de un creciente individualismo…¿Cómo recoger esa inteligencia colectiva para que cuando saliésemos de esta coyuntura, esta no se diluyese en el ambiente?.
En Dynamis decidimos hacer una Alianza dentro de nuestra comunidad para recoger estas ideas con el compromiso de tenerlas presentes en el “post confinamiento”. La Alianza es un conjunto de compromisos no demasiado extensa, que se concreta en acciones individuales y colectivas aplicables en nuestra actividad cotidiana.
Para su construcción hicimos una tormenta de ideas colectiva a través de documentos compartidos e identificamos unos ámbitos: búsqueda de información rigurosa, valoración y participación en las labores de cuidados; huella de las acciones en las tres áreas (planeta, los demás, uno mismo); gestión/uso del tiempo: dedicarlo a las personas, ayuda al pequeño comercio; fortalecimiento de los vínculos interpersonales; nuestros mayores; las personas: compañeros de trabajo, amigos, familiares y/o vecinos; educación: formación en habilidades para el empleo; cuidado en la salud propia; no perdamos lo bueno que hemos creado en este periodo de crisis: hemos descubierto nuestro tiempo y en lo que somos buenos.
Posteriormente nos organizamos en pequeños grupos de trabajo para definir conductas concretas en cada ámbito, y es aquí, donde nos dimos cuenta de que tanto pensar en grande nos ha hecho olvidar lo más próximo.
Muchas de las ideas de acción que surgían estaban dentro de nuestro campo de actuación personal y generalmente, el tiempo era el único recurso que requerían por nuestra parte. Pero, con la misma intensidad surgían ideas que incluían a grandes grupos de personas, la ocupación de las agendas de terceros (como si el tiempo fuera un recurso ilimitado) y generalmente con el soporte tecnológico de por medio. ¡En la construcción de una alianza que había surgido para consolidar lo que hemos aprendido de este momento, volvíamos por inercia a las prácticas anteriores al confinamiento!
Hemos oído tanto la frase piensa en grande, no te limites, llega a todo el mundo, etc. que lo de hacer algo dedicado a una solo persona, a nuestro vecindario o incluso a nosotrxs mismxs, nos resulta de poco valor. Como si el valor de una acción la determinara la cantidad de impactos que genera y no la acción en sí misma. ¿Tiene más valor lo grande o lo pequeño? ¿Acaso esta no es una pregunta tramposa de elección forzada?