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Una educación más humanizada y menos robótica


16 de marzo de 2020

La semana pasada en Dynamis tuvimos una jornada de formación interna sobre la que llevo reflexionando varios días. El tema en cuestión fue la Inteligencia Artificial.

La velocidad es uno de los rasgos característicos de nuestro mundo. Este ritmo está generando que dos épocas se entrecrucen y diferentes generaciones convivan en un mismo momento histórico. Me pregunto qué consecuencias puede tener esto en la estructura de una sociedad. El avance de la Inteligencia Artificial es una realidad y en pocos años lo será mucho más. ¿Cómo nos vamos a adaptar a este nuevo contexto digital? Desde mi punto de vista es fundamental que podamos entenderlo. La incomprensión, confunde y genera incongruencias.

Muchas son las noticias que dicen que las máquinas van a poner en peligro el empleo. Y es cierto que el trabajo especializado, repetitivo, y en el que se manejan datos pasará a estar en otras manos. Por ello, me parece clave el papel presente de los sistemas educativos. Pero, ¿cómo conseguir que la educación vaya al mismo ritmo que la tecnología? De la misma manera que hemos sido capaces de desarrollar máquinas inteligentes: trabajando en ello.

Contradictorio es que las bases de nuestro sistema educativo sean la repetición de ejercicios, la especialización o la memorización de datos. Estamos aprendiendo a hacer aquello que precisamente las máquinas ya pueden hacer por nosotros. Sin embargo, las máquinas nunca podrán superarnos en nuestras habilidades para cruzar cosas aparentemente diferentes, para ser creativos, empáticos o para adaptarse a escenarios impredecibles.

¿Por qué no estamos aprendiendo aquello que es propio del ser humano y nos diferencia de las máquinas? Es decir, habilidades como la inteligencia emocional, la innovación para tener la capacidad de resolver problemas que no hayan ocurrido antes, la creatividad para generar ideas nuevas, las habilidades interpersonales para poder complementarnos con personas que piensan diferente a nosotros o el pensamiento crítico, entre otras.

Desde mi punto de vista, el salto educativo llegará cuando la sociedad (civil y política) sea visionaria, y entienda que la formación que nos era válida en el pasado ya no lo es en el presente, y mucho menos en el futuro. En este sentido, quiero destacar la iniciativa de la Fundación Cotec, mi empleo mi futuro,  para sensibilizar  sobre la importancia de acompañar con iniciativas políticas la llegada de la cuarta revolución industrial. ´