Skip to main content

Etiqueta: capital humano

El oasis del 0% de desempleo

No es la primera vez que se habla en este blog de la preocupación que producen las cifras de desempleo juvenil que tenemos en España, por encima del 40%. Pero luego, como casi siempre, la realidad es paradójica. He aquí que, en este contexto, esta semana estuvimos dando un taller de técnicas de búsqueda de empleo con un colectivo de jóvenes que tienen unas cifras cercanas al 0% de paro. Muchos están trabajando antes de terminar la carrera. Se trataba de estudiantes de ingeniería de sistemas informáticos. Así que les hablábamos de la importancia de hacer un buen curriculum, o enfocar adecuadamente una buena entrevista de selección, y nos miraban que si nos hubiéramos caído de la Luna.

En un entorno de enorme dificultad por la crisis económica y sanitaria, muchas empresas tienen dificultades para cubrir sus necesidades de profesionales con perfiles técnicos, con competencias digitales, para afrontar sus necesidades de negocio. En este pequeño oasis para la juventud, nos atrevimos a decirles al final: vosotros que podéis, sed exigentes con vuestros empleadores. No os dejéis obnubilar por las cantidades astronómicas que se pagan en ciertos casos a los recién egresados que tienen perfiles muy demandados. Sondead todo lo que sea necesario, para encontrar esas oportunidades profesionales que os permitan hacer brillar vuestro talento y que permitan que lo podáis desarrollar.

Quienes tienen posibilidades de escoger empleo, tienen el derecho, y me atrevería que decir que el deber, de impulsar el desarrollo de organizaciones sostenibles, que cuiden a las personas y respondan a sus intereses y motivaciones.

Del mismo modo, las organizaciones tienen el derecho (y el deber) de cuidar sus cuentas de resultados, evitando meterse en espirales insostenibles. Hace unos días, en una entrevista con una directora de Recursos Humanos de una pequeña empresa que cuida de verdad el talento joven, nos hablaba de sus dificultades para retenerlo, por la complejidad para competir con los salarios que se pagan en el sector.

Ojalá, cada vez más, los profesionales que se mueven en ese pequeño oasis en el que la demanda de trabajadores es superior a la oferta, activen el desarrollo de sistemas de trabajo que valoran al talento de una manera holística, reconozcan el esfuerzo de las pequeñas empresas que se esmeran en proporcionarles un entorno de crecimiento y por lo tanto impulsan también al cambio a esas otras empresas que, por velar en exceso por los resultados a corto, desatienden a su capital humano.

Cuidar y ser cuidado

En estos días que tanto escuchamos la palabra cuidados y la asociamos inevitablemente al encomiable trabajo del entorno sanitario, se nos pasa por alto que existen otros muchos entornos donde no se puede perder de vista esta palabra. De hecho me atrevería a decir que es necesario tenerla presente en todos los ámbitos de la vida. Pero como este post es finito y pretende centrarse en uno solo de estos ámbitos, hablemos del cuidado de las personas en el entorno laboral.

¿Por qué? Porque muchas veces cuando nos vienen mal dadas, lo único en lo que ocupamos mente, energía, recursos y tiempo es, en salir como podamos de ese bache o mal momento en que nos vemos inmersos, perdiendo de vista otros elementos o factores que son importantes a la hora de pensar precisamente en cómo salimos del atolladero. Estos “elementos” son las personas.

Porque no debemos ni podemos olvidar que gracias al trabajo, ingenio, esfuerzo y entrega de nuestros trabajadores, hemos llegado a un punto del camino en el que probablemente no nos habíamos visualizado cuando comenzamos nuestra aventura empresarial, solos o con pocos compañeros de viaje o perteneciendo a un gran equipo empresarial. En cualquiera de los casos, todas las personas protagonistas de esos proyectos habrán tenido y tienen su peso a la hora de posicionar a la empresa en su lugar actual. En cualquier caso, independientemente de cuál sea nuestro posicionamiento en el mercado, lo que subyace a esta cuestión no es si somos TOP TEN en nuestro sector o en nuestro nicho de mercado, sino si en momentos complicados como los que vivimos, somos TOP ONE con las personas que reman a nuestro lado.

Cuando aparecen los problemas o las dificultades, las mejores soluciones provienen de la capacidad y el potencial del principal motor empresarial: las personas. Personas que no solo deben estar cualificadas para hacer su trabajo, sino también motivadas para desarrollarlo de la mejor manera posible. Y esta motivación crece o decrece cuando se gana o pierde el interés por las tareas acometidas. Para minimizar esto último y teniendo en cuenta que hoy en día, la distancia física pone a prueba la comunicación con los nuestros, hay que retar al ingenio, la creatividad y utilizar todo aquello que la tecnología pone a nuestro alcance para que esta relación bilateral no decaiga, ya que la calidad de esta comunicación, será el primer termómetro para saber si la crisis nos ha “infectado” también a nosotros.

No podemos dejar de comunicar y comunicarnos a pesar de nuestros encierros y nuestros supuestos aislamientos. Debemos mantener, ahora más que nunca, niveles óptimos de atención a nuestros trabajadores, respetar y buscar su conciliación familiar, reconocer su trabajo, fomentar su proactividad, mantener o iniciar nuevos proyectos o retos laborales que impliquen el trabajo en equipo y presentar nuevos objetivos para no caer en la rutina y la desmotivación.

Si conseguimos que nuestros trabajadores se sientan cuidados, se sepan escuchados, valorados y a gusto, su compromiso aumentará, plantearán con confianza nuevas ideas, probablemente disfrutarán de su trabajo y su rendimiento y eficacia crecerán.

Son pequeños cuidados que, como los primeros que nos recomendaron nuestras autoridades sanitarias al comienzo de esta crisis (estornudar sobre el brazo, lavarnos las manos, etc.), evitarán las infecciones y mejorarán nuestra salud y la de nuestro entorno.

SI cuidamos a los nuestros, inevitablemente seremos cuidados.

 

Talento y Tecnología: El Futuro del Trabajo

La compañía de Recursos Humanos, Adecco, la escuela de negocios, Insead, y el Human Capital Leadership Institute presentaron por cuarto año consecutivo el Índice de Competitividad por el Talento Global (GTCI), un análisis orientado a la resolución de los problemas relativos a la competitividad empresarial.

Lanzado por primera vez en 2013, el Global Talent Competitiveness Index (GTCI) es un informe anual de evaluación comparativa que mide la capacidad de los países para competir por el talento. El informe clasifica a 118 países de acuerdo a su capacidad de crecer, atraer y retener talento. España, se sitúa en el puesto 35 de estos 118 países. 

Su riqueza de datos, análisis y tableros nacionales está destinado a ayudar a los países a superar los desajustes de talento y ser competitivos en el mercado global.

El estudio GTCI de 2017 se centra en cómo la tecnología está afectando la competitividad del talento y la naturaleza del trabajo, explorando desafíos y oportunidades significativas y cambios importantes lejos de los enfoques tradicionales de trabajo.

GTCI ha demostrado continuamente que la exitosa competitividad de los talentos es mayor cuando hay ecosistemas fuertes, como ciudades y regiones. Esta primera edición cuenta con 46 ciudades y explora los factores que contribuyen a convertir las ciudades en imanes de talento. Madrid, Bilbao, Barcelona y Zaragoza se sitúan entre las ciudades con mejor índice de talento del mundo.

Si quieres descargar el informe completo, pincha el LINK

 

Cine para pensar: La red social (2010)

¿Startup? Últimamente cada vez que se habla con un joven emprendedor, es habitual encontrarse con la frase mágica: “estoy montando una startup”. ¿Qué tendrán las startups para ser tan atractivas?, ¿cuántas de las que así son denominadas, lo son de verdad?

La tecnología también ha revolucionado el emprendimiento y un buen ejemplo es la historia de Facebook descrita en la película, “La red social”. Dicha película además de presentar con bastante detalle al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, describe cómo se va gestando la idea y los avatares de su origen. Esta película es un buen ejemplo para conocer realmente qué es una startup.

Una startup tiene, si todo va bien, una vida muy corta; son ideas de negocio innovadoras que están arrancando, que se apoyan en la tecnología y que buscan un rápido impacto empresarial. La startup dejará de estar en esta categoría cuando su idea se haga sostenible y deje de ser un proyecto emergente.

Este tipo de emprendimiento tiene unas características diferenciales muy marcadas por su soporte tecnológico.

La tecnología ha “roto” las fronteras físicas y ha acelerado las comunicaciones hasta convertirlas en instantáneas. Este es parte del “secreto” para que el impacto empresarial sea tan veloz.

En “La red social”, los relojes no marcan la hora sino el número de seguidores conseguidos; el éxito de la idea está directamente asociado al crecimiento exponencial de su impacto social. No importan los beneficios económicos a corto plazo, el objetivo es conseguir capital social aceleradamente. Una startup o triunfa con una potente base de usuarios o muere…

Paradójicamente, Facebook se apoya en estrategias comerciales tradicionales, la prescripción entre estudiantes o la exclusividad de acceso como factores de atracción. El valor de la tecnología es conseguir que estas estrategias incrementen sus resultados en el espacio y en el tiempo.

Pero una startup no es sólo crecimiento acelerado; el otro pilar de una startup es la idea innovadora. En esto el emprendimiento no ha cambiado. Las startups que triunfan suelen dar respuesta a una necesidad aportando un valor no conocido hasta el momento. Facebook logró cambiar la forma de relacionarse y de compartir información personal en los campus de Harvard. La idea era demasiado buena como para que no superase fronteras rápidamente y se extendiese a otros grupos sociales…

En esta misma línea, la figura del emprendedor sigue manteniendo esas ganas de “hacer algo importante” y de estar “obsesionado” con su idea, como Mark Zuckerberg afirma en “La red social”.

Una startup requiere una base tecnológica y ese es parte de su impulso, pero sin una buena idea y un emprendedor con talento, el impulso se quedará en “saltito”.