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Las consecuencias laborales de una vida de cien años

Hay numerosos estudios que nos dicen que se está produciendo un cambio demográfico en la población. La esperanza de vida aumenta y con ella aumentan también los años de vida laboral. Los modelos antiguos donde las jubilaciones y las pensiones parecían garantizadas, hoy día se tambalean.

Esto trae consigo nuevas formas de trazar una vida que se verá afectada, no solo en términos laborales sino también personales.

En una vida de 100 años, serán los jóvenes actuales sobre todo, los que tendrán que comenzar a visualizar y recorrer un camino profesional lleno de cambios y transformaciones para el que deberán prepararse.

Todo apunta a que serán determinantes las competencias que uno adquiera a lo largo de su vida, los conocimientos y experiencias no solo técnicos derivados de una formación específica, sino todos aquellos propios de enfrentarse a los cambios, a la toma de decisiones, a la gestión de la incertidumbre. Serán decisivas también las redes sociales que seamos capaces de tejer y mantener, ya que, gracias a ellas, nuestra capacidad de transformarnos y afrontar cambios con un menor grado de temor e incertidumbre aumentará. Será decisiva nuestra capacidad de aprendizaje continuado a lo largo de toda la vida. Ya no bastarán los conocimientos adquiridos en una licenciatura, grado o máster. Deberemos ser capaces de llenar nuestra mochila permanentemente, con aquellos conocimientos que vayan a ser claves y necesarios para afrontar con éxito, los numerosos cambios que experimentará nuestra vida laboral.

Todos estos activos intangibles, serán tan valiosos en una vida de 100 años, como los activos tangibles derivados de nuestro ejercicio profesional o de las buenas inversiones que podamos llegar a realizar y que serán las que nos ayudarán a afrontar nuestro retiro y nuestras pensiones futuras con un mayor nivel de tranquilidad.

En definitiva, debemos tener claro que las profesiones de hoy probablemente no existirán mañana. Esto, evidentemente, cambia las reglas del juego en un mercado laboral que ha pasado de ofrecer una cierta estabilidad profesional (el profesional antiguo desarrollaba su carrera en una o dos compañías y se retiraba con ciertas garantías) a ofrecer un mapa laboral lleno de cambios e incertidumbre, donde será precisamente la capacidad de adaptación, de desarrollar nuestras competencias, de generar y mantener una sólida red de contactos y de conocernos a nosotros mismos, los que harán posible nuestra transformación y nuestra perdurabilidad en el mercado laboral.

Una vida de 100 años puede ser algo agobiante, pero también puede ser una oportunidad apasionante para cultivar cuerpo y mente y disfrutar plenamente de ella durante mucho más tiempo que antes.

 

Factoría de Talento Adecco, galardonada con el Premio al Impulso del Empleo Juvenil por Fundación Mahou San Miguel

En Dynamis hemos recibido una gran alegría. La Fundación Mahou San Miguel y el Club de Excelencia en Sostenibilidad, han reconocido a Factoría de Talento Adecco, con el Premio al Impulso del Empleo Juvenil en categoría Pyme.

Este Premio, cuyo Comité de Honor presiden SS.MM. los Reyes de España, nos ha sido concedido entre los 85 proyectos presentados desde todas las regiones. Un galardón que reconoce la labor de empresas y organizaciones sociales para generar empleo entre los jóvenes de nuestro país. La iniciativa pretende además sensibilizar, tanto a empresas como a la sociedad en general, sobre la necesidad de impulsar este tipo de prácticas de empleabilidad para mejorar la competitividad y el acercamiento entre el mundo empresarial y la educación.

Desde Dynamis, queremos dar las gracias a la Fundación Mahou San Miguel y al Club de Excelencia en Sostenibilidad por este reconocimiento. Y por supuesto, queremos compartirlo con todos los jóvenes que han pasado por el programa a lo largo de estos seis años, y con nuestro patrocinador, Adecco, que nos acompaña desde el principio.

Este premio nos anima a seguir impulsando los valores en los que creemos: la diversidad, la disposición a aprender y a compartir lo aprendido, y la actitud sostenible, como pilares sobre los que asentar el futuro de nuestra sociedad.

La leyenda del último minuto

Hace unos días alguien me advertía que pedir a los jóvenes que se apunten a un evento con una antelación de dos semanas, es casi ciencia ficción. Que hoy en día, la juventud sigue la teoría del “last minute”, que no planifica, que improvisa, que se apunta (y se desapunta) a los planes sobre la marcha. Yo le respondí que no todos son así, y que en cualquier caso, esos mismos jóvenes que viven al día (o a la hora) no actúan del mismo modo cuando tienen intención de asistir a un concierto de su cantante favorito en verano, y están bien pendientes de comprar sus entradas con meses de antelación.

Es la naturaleza de la actividad (más o menos prioritaria para cada uno), su gratuitad y creo que también el carácter de la persona (más o menos planificadora) la que hace que dejemos las cosas para el último minuto, o que tengamos a bien pensar que para que mañana puedan pasar cosas, hoy tenemos (o alguien tiene) que dedicar unos minutillos a prepararlas.

No estoy seguro de que seamos plenamente conscientes de las implicaciones que tiene el “ir viendo”, apuntándome o desapuntándome a planes con cierta ligereza.

Y es que a veces creo que las personas queremos los beneficios de vivir en sociedad, de formar parte de grupos, de vivir experiencias enriquecedoras, pero no los “deberes” que eso conlleva.

El respeto por la comunidad, debería limitar (si es posible tendiendo a cero), el número de veces en que me apunto a algo y luego no voy y ni siquiera aviso. Entiendo que, al menos, las personas que siguen esta práctica, no tendrían inconveniente en que dejen de ser invitados en el futuro.

Por otro lado, sería genial que quienes improvisan sus planes sobre la marcha, fueran conscientes de que pueden hacerlo porque otros no lo hacen: que es porque hay “rígidos controladores planificadores”, que han tenido en cuenta que habrá altas y bajas de última hora, por lo que muchos eventos pueden tener lugar, en un espacio donde las personas puedan estar cómodas, viviendo un concierto o una conferencia con un ponente sugerente.

Es verdad que el mundo gira muy rápido, que hay múltiples planes atractivos, que a veces es muy difícil salirse de la vorágine, elegir… Pero precisamente por ello, tanto más importante es que dediquemos tiempo a pensar antes de actuar, que apliquemos más rigor a la hora de decidir a qué nos comprometemos y a  que pensemos en el impacto que puede tener, en nosotros y en los demás, que nos convirtamos en individuos poco fiables.

Hay cosas que no se pueden planificar: hay montones de incidencias que pueden surgir, o cambios repentinos en las prioridades, que nos obligan a improvisar sobre la marcha. Tampoco se trata de que nos volvamos unos obsesos de la planificación, entre otras cosas porque nos frustraríamos mucho. Lo que debe importarnos son las tendencias: hasta qué punto somos personas que tienden a ir “un paso por detrás”, que no llegan a tiempo, que se bajan con frecuencia de un plan al que se habían comprometido, o que pierden oportunidades por apuntarse a última hora… Llevemos las riendas de nuestra vida, con responsabilidad y respeto a quienes quieren llevar las riendas de las suyas.

 

A veces mirarse en otros espejos ayuda

Siempre he tenido presente una frase que de pequeña me han repetido hasta la saciedad: No  te fijes tanto en la mota del ojo ajeno como en la viga propia. Y con esta frase siempre presente cuando emito algún tipo de juicio, intento aprender. Y es que creo que, mirarse en el espejo de otros a veces nos ayuda a crecer y mejorar.

Ayer asistí sorprendida a un espectáculo deportivo donde el ambiente se fue caldeando a medida que avanzaba el tiempo en el marcador. Un partido donde los niños eran los protagonistas y donde vivimos un juego agresivo, sucio en algunos momentos y con una tensión que fue aumentando progresivamente.

Es verdad que llevo pocas horas de vuelo como asistente a este tipo de espectáculos, pero siempre había oído que se trataba de un deporte donde por regla general el respeto y los valores de la deportividad primaban. ¡Menuda sorpresa!

Aquello se fue caldeando hasta el punto de que la mayoría de los allí presentes, comenzamos a contagiarnos del “calor” que se respiraba sin ser conscientes de que entre todos contribuíamos a empeorar el ambiente.

Lo que vi y escuché me generó un movimiento interior tal, que en algunos momentos me costaba controlar y gestionar. Mis emociones a flor de piel hablaban de mí.

Al término del partido pensaba en el ejemplo que los mayores habíamos dado a los niños, que no solo estaban jugando, también se estaban “educando” en un contexto deportivo, donde por momentos, curiosamente, faltó la deportividad y a veces hasta el respeto.

Y es que, como decía al principio, cuando estamos dispuestos a mirar en otros espejos y nos vemos reflejados en ellos, a veces toca hacer un ejercicio de análisis para extraer lo bueno y malo que vemos en esa imagen proyectada. Podemos analizar en qué y cómo podríamos cambiar lo que no nos gusta y, tratar en definitiva, de ser un poco mejores evitando aquello que no educa, que no respeta, que puede llegar a dañar a otros. Y es que, no olvidemos que todos tenemos una responsabilidad con nosotros mismos si queremos ser mejores y también con aquellos que en un momento dado puedan llegar a mirarse en nuestros espejos.

Un estudio de clima más “amable” para las personas y más rentable para las organizaciones

El 25% de las personas que participan en un estudio de clima ven la acción como un ejercicio de cumplimentar casillas, el 20% abandona la encuesta si esta dura más de 7-8 minutos, el índice de respuesta se encuentra entre el 30-35%… La realización de un estudio de clima es casi una carrera de obstáculos. Si esta es la situación, ¿qué lleva a seguir haciéndolos?

Conocer la percepción del cliente interno sobre la diversidad de políticas y estrategias de la organización es una de las claves para conocer la satisfacción y actuar en línea con las necesidades. Los resultados del estudio permiten conocer el estado del equipo humano y no hacerlo, es obviar un ámbito relevante para explicar el desempeño de la organización en su conjunto. Si es valioso contar con esta información, ¿qué tal si probamos algo diferente?

El chatbot es un robot al que se accede desde una APP instalada en los dispositivos móviles y que permite lanzar a los usuarios preguntas predefinidas y recoger sus respuestas de forma instantánea. El chatbot es un nuevo soporte que sortea parte de los obstáculos antes mencionados. Para hacer un estudio de clima a través del chatbot, solo se necesita la programación del sistema y que los miembros del colectivo al que se quiera implicar en el estudio disponga de un teléfono móvil.

Una de las grandes ventajas de utilizar el chatbot es la preferencia actual de numerosos colectivos por los soportes tecnológicos que van con nosotros continuamente y que nos permiten ocupar los “tiempos muertos” en acciones que demandan atención con una dedicación de tiempo breve. El chatbot nos permite lanzar pocas preguntas en cada contacto, recoger las respuestas de forma instantánea y medir el clima “poco a poco”.

Otra de las objeciones a los estudios de clima es la baja percepción de su impacto; el 29% de los empleados las califican de inútiles. Esta percepción en parte se produce por el tiempo transcurrido desde el lanzamiento del estudio de clima, la recogida de respuestas y su análisis hasta la implantación de acciones consecuentes;  a veces pasa demasiado tiempo para percibir la conexión.  

El estudio de clima se puede “paquetizar” por ámbitos de sondeo en función de las prioridades e ir impulsando iniciativas progresivas, que pueden ser difundidas a través del chatbot. La conexión entre el sondeo y las posibles acciones de respuesta es mucho más evidente por su cercanía temporal.

Todas estas ventajas pueden ayudar a incrementar los índices de participación. El chatbot es una oportunidad para hacer más “amable” los estudios de clima, haciendo preguntas más amenas, de respuesta instantánea y breve, y acelerando la comunicación de soluciones explicando el porqué. ¿Y si utilizamos un soporte diferente…?

 

 

 

 

El futuro ya está aquí

Hace unos meses comenzamos a trabajar en un proyecto precioso con chatbots en el ámbito de los recursos humanos. Pensábamos no solo que podían ser una herramienta diferencial, sino que iban a permitir a nuestros clientes crear nuevos servicios innovadores, así como hacerles la vida más fácil con algunas tareas.

Ahora que quedan pocos días para lanzar el proyecto, no tenemos ninguna duda de que los chatbots son parte del presente y el futuro de los recursos humanos. Tanto que hemos decidido abrir una línea especifica en la empresa sobre este ámbito y potenciar la oferta que vamos a ofrecer desde KeyteamX en los próximos meses.

Después de esta experiencia, nos gustaría hacer un resumen de las ventajas de utilizar este tipo de tecnología (que como hemos comentado en otros posts, consiste en la automatización de una conversación a través de un chat en una aplicación de mensajería o página web).

Inmediatez

Vivimos en un mundo en el que prima lo instantáneo. Queremos todo para ya y nos hemos vuelto muy poco pacientes con los tiempos de espera. Los chatbots en aplicaciones de mensajería permiten a los clientes enviar mensajes a los móviles de sus usuarios en tiempo real y no solo eso, permiten que en esos móviles aparezca una notificación con el mensaje en cuestión (lo cual hace que las posibilidades de ser leído aumenten mucho más que por ejemplo, con un email).

Aplicaciones sí, pero de uso mayoritario

En los últimos años hemos visto crecer el boom de las aplicaciones para móviles. Hay millones de opciones pero también hay muchos estudios que dicen que realmente una persona acaba usando muy pocas aplicaciones en su móvil. Dentro de esas pocas apps que se usan en el día a día se encuentran las de mensajería: Whatsapp, Telegram, Facebook Messenger… Los usuarios no quieren llenar su móvil con nuevas aplicaciones si no les van a dar uso, pero si le ofreces muchos servicios extra en las apps que ya tienen y conocen perfectamente, la cosa cambia.

24/7/365

Los chatbots funcionan a todas horas, permitiéndole al usuario hacer preguntas o interactuar cuando quiera. ¿Cuánto costaría un servicio ininterrumpido de atención al cliente 24 horas al día, 7 días en semana para cada servicio que queramos ofertar?

Otra forma de dar y recibir información

Los bots conversacionales permiten recoger mucho feedback de los usuarios. Las respuestas quedan grabadas y pueden ser analizadas con machine learning para extraer datos globales. Además, se pueden crear encuestas de una manera más rápida, directa y cómoda para los usuarios.

Tono informal o ameno

Las conversaciones con chatbots permiten añadir emojis, gifs, fotos, videos, pdfs… A diferencia de los emails, las encuestas online o los típicos asistentes web, nuestros chatbots pueden ser personalizados como si fueran una persona. No es lo mismo interactuar con una herramienta graciosa o genuina, que con otra sobria y aburrida.

Control

Nuestra herramienta de creación de chatbots permite definir los objetivos de una conversación y la interacción completa con el usuario. De esta manera podemos manejar el qué, el cómo, el cuándo y el con quién.

Máximo rendimiento sin una línea de código.

En los últimos meses hemos trabajado duro en desarrollar plataformas que permitan a nuestros clientes crear sus propias conversaciones de manera gráfica, es decir, sin escribir ni una línea de código (porque se hace internamente de manera automática). Queremos que el usuario tenga el poder y solo nos llame para ocasiones especiales.

El futuro ya es el presente.

Varios estudios y textos afirman (como éste de la revista Business Insider o éste sobre un estudio de Oracle) que en el año 2020, el 80% de las empresas querrán o tendrán un chatbot de algún tipo.

Como vemos, la creación y uso de un chatbot puede ser muy beneficioso para nuestra empresa sea del ámbito que sea. En el siguiente post que escriba me centraré exclusivamente en el mundo de los recursos humanos y explicaré con ejemplos, en qué casos podemos utilizar un bot conversacional.

Dynamis se suma a la causa de YouthSpeak Forum 2019

Un año más nos sumamos a la causa y colaboramos con AIESEC en España para impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el YouthSpeak Forum 2019, evento que tiene lugar en más de 100 países alrededor del mundo y que en España se celebrará el próximo 5 de abril en la Universidad Carlos III de Madrid.

El YouthSpeak Forum es un punto de encuentro entre jóvenes y empresas españolas comprometidas con el cambio e interesadas en impulsar el debate, compartir ideas y crear soluciones que permitan avanzar hacia un desarrollo sostenible para impactar el país y contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.  En este espacio único podrás inspirarte con historias de personas que están actuando por los ODS, involucrarte a través de workshops y espacios de creación y actuar poniendo en práctica el aprendizaje obtenido.

¿QUÉ ENCONTRARÁS EN EL YOUTHSPEAK FORUM?

INSPIRAR

Expertos y personas inspiradoras vienen al escenario para explicarnos historias acerca de su trabajo y contribución a los ODS.

INVOLUCRAR

Workshops, conversaciones y espacios para generar ideas con casos prácticos de empresas con proyectos de RSC.

ACTUAR

Invitamos a los asistentes a tomar acción y aprender una metodología para crear proyectos y contribuir a la Agenda 2030.

Aquí puedes encontrar más información del evento. Inscríbete

Yo soy joven y actúo por el cambio, ¿y tú?

Alto rendimiento creativo

¿Qué tiene un equipo que alcanza el alto rendimiento creativo? Nos obsesionamos continuamente con la idea, con el proyecto en sí mismo, con los resultados. No somos capaces de ver que para  llevar a cabo nuestra misión de sacar proyectos complejos en entornos cambiantes debemos ser creativos no solo técnicamente sino también en la forma que tenemos de trabajar juntos. Lo  interesante y complejo es la interacción humana.

Para empezar, debemos juntar los ingredientes críticos: un equipo diverso. La innovación jamás surge de personas iguales y ese es uno de los grandes errores que cometen muchos. Busca la incómoda y potente riqueza que se produce en el complemento. Es increíble poder ensamblar pensamientos diferentes para poder mirar los obstáculos y éxitos desde múltiples perspectivas. Solo la diversidad te podrá dar este regalo. Solo la diversidad se acerca a la verdad y a la innovación. 

Pero esta unión es solo el principio. Un equipo diverso necesita ser alimentado continuamente y descubrir día a día nuevas formas de interactuar. Es necesario potenciar el talento. No podemos confundir la estructura de organización con la de comunicación. La organización no puede jamás obstaculizar la comunicación libre y abierta. Necesitamos líderes, mentores, directores, si. Pero también necesitamos estimular la autonomía. Ofrecer sugerencias cuando sea necesario pero también apartarse para dar espacio para crear. Guiar pero también meternos “en el barro” cuando otros necesiten propuestas, ideas, consejos. 

La responsabilidad de descubrir y solucionar problemas tiene que ser asignada a cada persona del equipo, desde el director hasta el becario, desde el comité hasta la línea de montaje. Quizás la persona que está mas cerca del cliente es la que descubre los mayores obstáculos. Cada uno tiene que tener la habilidad de detectarlos y sugerir cambios. La confianza de dar libertad para llevar a cabo sus propias soluciones. La satisfacción de arreglar lo que esta roto es enorme y debemos expandir esta sensación en todos los rincones de la empresa.

Sin franqueza no puede haber confianza. Sin confianza, la colaboración creativa es imposible.

 

No miedo

Antes de que sigan leyendo, y para que no pierdan el tiempo les diré que no, que no tengo la receta para no tener miedo. No estoy seguro de si es una utopía o directamente un imposible, pero mi experiencia es que es más práctico tratar de ver qué hacemos para convivir con él.

Pero empecemos por el principio.  A mí es que me parece fenomenal tener miedo. Miedo, por ejemplo, a un bicho desconocido que me mira con ojos de querer atacarme y yo sin saber si es peligroso o no. Hay un miedo físico o biológico, que tiene mucho que ver con el instinto de supervivencia, y que nos ayuda a estar alerta y a protegernos. Yo diría que este miedo es positivo.

Y también diría que tiene una parte positiva ese miedo al error, incluso a decepcionar a otros, a no estar a la altura. Bien gestionado, puede recordarnos la importancia de prepararnos, de entrenar, de no dejar nunca de aprender.

El problema serio surge cuando el miedo, lejos de ponernos en marcha, nos paraliza. Y nos lleva a encerrarnos cada vez más en lo que nos produce seguridad. Y levantamos muros cada vez más altos, que nos aíslen del feedback negativo y de los riesgos a pegárnosla.

No es buen negocio, entre otras cosas porque el miedo es como el agua: al final encuentra un resquicio por el que colarse hasta el rincón más escondido.

Yo diría que puestos a tener miedo, mejor tenerlo fuera de casa y que ahí se quede. Y ahí me peleo con él.

La casa soy yo: mi cuerpo, mi mente. Todos tenemos capacidad para pensar por nosotros mismos (aunque haya personas que intenten privarnos de ella). Todos tenemos una naturaleza exploradora, que nos puede llevar a descubrir, aun con miedo, que tenemos recursos (o podemos aprenderlos) para superar la mayor parte de las situaciones con las que la vida nos rete.

Mi experiencia me ha enseñado que desarrollar el pensamiento propio (aclarando tus propias convicciones)  y el contacto con personas y experiencias diferentes a las mías, son buenas recetas para gestionar los miedos.

Pero como dice Will Smith en un vídeo maravilloso (ver vídeo), de alguna forma hay que pasar miedo para descubrir cosas extraordinarias de nosotros que hay al otro lado. De alguna forma, hay que tener miedo para tener menos en el futuro.

O como me dijo una vez un genio: para sentir la paz, hay un paso previo, que es sentir la inquietud.

Hay un momento en que hay que ponerse en marcha: parar el cerebro que mira hacia atrás y hacia delante. Y centrarse en lo que quieres hacer y en lo que vas a hacer, más allá de lo que pasó y de lo que puede pasar.

El chatbot, una metodología formativa más para cambiar paradigmas

Si hacemos una recopilación de los post y artículos referidos a los valores a incorporar en las empresas y organizaciones actualmente, es bastante frecuente encontrarse con alguna de estas tres palabras: innovación, ODS, emprendedor interno. ¿Qué está pasando? Parece que todos nos estamos alineando en la misma dirección.

Cada ciclo tiene sus modas y la gestión empresarial no escapa a este fenómeno. La moda no responde a una frívola iniciativa o a un ciego seguimiento, sencillamente es la respuesta encontrada ante nuevos desafíos. Desafíos que requieren una actuación rápida, en un momento donde la velocidad y la aceleración se han convertido en variables cotidianas, pero que no siempre cuentan con el rápido respaldo de las personas que lo tienen que llevar a cabo.

Pensemos por ejemplo en la palabra innovación. ¿En cuántas ocasiones un profesional cualquiera ha podido tener espacio para generar soluciones diferentes, cuestionar el statu quo, etc.? De forma bastante generalizada, si somos honestos, pocas. Las organizaciones durante muchos años hemos tendido a mantener y consolidar lo existente que a “pensar fuera de la caja”; la prudencia y el control eran factores adaptativos. Pero ahora, es una necesidad imperiosa que todos a una nos pongamos a innovar. ¿Por dónde empezamos? ¡Se hace difícil cambiar el rumbo! En esta misma línea, podríamos hablar de la actitud emprendedora o de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles impulsados por Naciones Unidas.

El reto de cambiar los paradigmas es ambicioso, y las áreas de gestión de personas se ponen en marcha para persuadir a los profesionales que es necesario incorporar nuevos valores, conocimientos y habilidades. Se requiere tiempo y trabajar con una perspectiva de largo plazo. Las estructuras y las mentalidades no cambian de la noche a la mañana, tendemos a recrearnos en lo que se nos ha premiado y huimos de aquello que fue sancionado. ¿Cómo cambiar la mentalidad?

Ante esta coyuntura, el chatbot es un gran aliado para generar pequeños impactos de forma sistemática que generen resultados a medio plazo. No es cuestión de hacer grandes eventos sino de conseguir que los nuevos valores vayan “calando” poco a poco en la estructura. El chatbot es una buena herramienta para ir impregnando “despacito pero sin pausa” a las organizaciones en las nuevas tendencias estratégicas. Si todos llevamos tecnología en el bolsillo, por qué no utilizar estos dispositivos para lanzar breves mensajes que animen a incorporar nuevas prácticas que cambien mentalidades.

El chatbot en poco tiempo se convertirá en una metodología habitual desde diferentes áreas de la organización para enviar buenas prácticas profesionales de aplicación inmediata.

El liderazgo cívico: una nueva tendencia en las empresas

El 58% de los consumidores  de las empresas se interesa por el impacto social y ambiental de las marcas; más del 32 % de los empleados quieren conocer la misión, visión y políticas de RSC y es una tendencia en aumento.  De este modo, cada vez se busca más a los líderes sociales. Pero… ¿qué características reúne un líder social?.

Tras estudiar diferentes figuras y personalidades de ámbitos y edades diversos llegamos a la conclusión de que los líderes sociales comparten o suelen destacar en 8 competencias clave: coherencia ética, compromiso social, liderazgo integrador,  flexibilidad humilde, mente transformadora, mediador colaborador, combinación creativa y fortaleza persistente.

Un líder cívico representa el cambio social: la fuerza transformadora para resolver los problemas sociales. Quizá no son necesariamente los más seguros ni los más famosos pero lo que les caracteriza es que les mueve un compromiso social. Sienten un fuerte impulso de ayudar a los demás, una motivación humana profunda, no pueden soportar el sufrimiento sin intervenir. Les mueve el amor por la humanidad, la naturaleza, la vida y actúan de manera desinteresada. Quieren ser útiles para que los demás sean más felices, cuidar el medioambiente y construir un lugar en el mundo en el que les gustaría vivir en paz, armonía, tranquilidad y optimismo junto a los demás.

Por otro lado, un líder cívico es un líder integrador: comparte sus méritos y agradece a las personas que le han ayudado. Su verdadera intención es la de provocar el cambio y, por ello, compartir el reconocimiento es algo que le vendrá dado. Dirige desde la integración de las personas que trabajan con él o que ha involucrado en sus proyectos. No quiere ser alguien, quiere hacer algo que mejore el mundo. 

Además, los líderes cívicos son personas persistentes y quieren alcanzar un objetivo a largo plazo que tenga un significado profundo para ellos. Planifican con antelación, controlan los resultados y se intentan adelantar a los obstáculos con el fin de conseguir un futuro mejor. Pasan tiempo presentando sus ideas ininterrumpidamente aunque no tengan éxito, influyendo sobre personas a pequeña escala o individualmente y es difícil medir su impacto. A menudo obtienen reconocimiento solo después de haber pasado un tiempo viviendo en relativa oscuridad.

Los líderes cívicos tienen humildad flexible: actúan con humildad y destierran juicios (los suyos incluidos). Tienen la disposición de aceptar sus fallos, son autocríticos y se corrigen a sí mismos de manera continúa, poniendo por encima el objetivo final a su plan o enfoque individual. Expanden su pensamiento y tienen una mente sin barreras y con una visión universal: están dispuestos a aprender.

Por otro lado, son mentes transformadoras, personas orientadas al cambio ya que tienen la capacidad de apartarse del pasado siendo capaz de asumir riesgos y cuestionándose de manera muy frecuente el estatus quo. Pueden ser independientes y autónomos en gran medida pero dan prioridad al trabajo en equipo para alcanzar las transformaciones que desean aplicar, así como dedican tiempo a buscar lugares y oportunidades para influir en el curso de los acontecimientos.

Los líderes cívicos combinan recursos de manera innovadora. Tienen disposición a atravesar factores disciplinares uniendo o mezclando ideas creativas y creando nuevos compuestos sociales en configuraciones que la estructura social no está orientada a producir de forma natural. Para ellos, crear formas de vida sostenible es un reto intelectual y creativo que les mueve por dentro.

Otra de las características de los líderes cívicos es que suelen ser mediadores- colaboradores, reuniendo a personas de diferentes esferas, experiencias y especialidades para construir juntos soluciones factibles cualitativamente nuevas o hasta utópicas. Atraen al mundo en su totalidad y buscan formas de colaboración entre ámbitos diversos. Son capaces de poner de acuerdo a personas con puntos de vista opuestos y que actúen conjuntamente.

Finalmente los líderes cívicos se caracterizan por su fuerte coherencia ética. Tienen unos valores éticos muy sólidos, a menudo trasmitidos por una figura o experiencia a temprana edad que les supuso una gran influencia, y sienten la responsabilidad de responder con calidad y eficiencia y de comprometerse con las personas que emplean e involucran en sus proyectos. En ocasiones, sienten que depende de ellos resolver un problema en particular.

En conclusión, el liderazgo cívico consiste en el liderazgo basado en el deseo de servir a los demás, de construir una sociedad mejor que comparta unos valores éticos más allá del propio interés personal. Citando a San Francisco de Asís, un gran ejemplo de liderazgo cívico de la historia, el líder cívico no asienta sus bases en lo que recibe, sino en lo que da: “Recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevar contigo nada de lo que has recibido, solamente lo que has dado: un corazón enriquecido por el servicio honesto, el amor, el sacrificio y el valor (…)”.

La magia llega cuando menos lo esperas

El día 24 de Diciembre por la mañana, véase la mañana de Nochebuena, fui como muchos otros días a un sitio que me gusta a tomar café. Mientras estaba mirando algunas cosas en mi ordenador, entró al establecimiento un hombre mayor y comenzó a ir mesa a mesa repartiendo unos papelitos. Así comenzó mi particular cuento de Navidad.

Un antes
Cuando se acercó a mí fue muy amable, la verdad. Para mi sorpresa, me dijo que tenía un canal de Youtube donde subía sus composiciones en guitarra y me estuvo haciendo varias preguntas. También me dijo que hacía canciones muy bonitas y me estuvo explicando alguna de ellas a través de su papelito (dónde ponía que por favor compartiéramos su canal y diéramos like a sus canciones).

Después de pasar por mi mesa, terminó de hacer la “ronda” por el local y se fue del establecimiento. Me metí en su canal y vi que contaba solo con apenas 100 suscriptores. Miré a mi alrededor y todo el mundo había tirado o hecho una bolita con el papelito. Nadie había prestado atención a aquel hombre y eso (y su dedicación para ir mesa a mesa vendiendo su contenido) me enterneció y decidí ayudarle de alguna manera a promocionar sus canciones.

Pensé que si subía un tweet a mi cuenta de Twitter (donde tenía más de 1000 seguidores) y pedía que se compartiera el mensaje con una foto del papel (dónde venía su nombre y los datos del canal), alguien seguro que seguiría la iniciativa. Y eso hice.

Un durante

A los 15 minutos empezó la magia. Miré mi móvil y vi que varios seguidores míos (con muchos seguidores a su vez) habían hecho retuit de mi mensaje y eso había desencadenado que la petición se empezara a mover de una manera muy rápida. Media hora después ya sabía que se iba a liar parda. Mi móvil no paraba de vibrar. 20, 50, 100, 250 retuits… La cuenta subía por segundos.

En ese momento sentí pavor. ¿Y si el pobre hombre mayor se asustaba de que tanta gente se metiera de repente en su canal? Decidí ponerme en contacto con él y mandarle un mensaje vía Youtube donde le decía lo que había pasado.

Pasaban los minutos y la bola se hacía más y más grande. Cuando llegué a casa y vi que Risto Mejide y otras celebridades y famosos habían compartido el mensaje supe que esa bola ya no había quien la parara. Tuve que desconectar la aplicación del móvil y las notificaciones. Tenía tantas por segundo que se me bloqueaba. Cientos. Durante horas y horas…

Así pasé la Nochebuena, entre la incredulidad de lo que estaba pasando, la alegría inmensa de que la gente se volcara en ayudar a Manolo (el hombre mayor) y el miedo de que él se asustara.

Pensé que al terminarse la Nochebuena el efecto del tuit pararía, pero no fue así. Al revés, la llegada de la Navidad potenció mi mensaje e hizo que se compartiera todavía más.

Ese día de Navidad me volqué en intentar dar con Manolo de alguna manera para contarle lo ocurrido. También para decirle que algunas personas se habían ofrecido desinteresadamente a grabarle cds gratis, vídeos profesionales, webs y hasta fotos. Fue absolutamente increíble todo el cariño y reconocimiento que recibió Manolo en tan solo unas horas.

Al mediodía me llamó la cadena Ser para decirme que querían entrevistarme en el programa «Hoy por hoy» (el programa más escuchado de la radio española). Más tarde fue la tele. Los informativos de Mediaset querían sacar la noticia. Yo acepté con la condición de que me ayudaran a encontrar a Manolo. Y así fue. En apenas unas horas, el equipo de informativos dio con Manolo el mismo día de Navidad. Cuando le llamé me temblaban las piernas. ¿Qué diría?, ¿Un hombre tan mayor entendería lo que había pasado?, ¿le gustaría?…

Fue encantador. Lloré cómo si no hubiera mañana cuando me dio las gracias en los 20 minutos que estuvimos al teléfono. Se había enterado por familiares y amigos y había leído mi mensaje en Youtube. Quedamos en conocernos al día siguiente en la misma cafetería donde pasó todo. Allí hicimos el reportaje que salió en los informativos de Mediaset. Manolo no entendía bien la repercusión que había tenido. Estaba emocionado por todos los mensajes maravillosos (miles) que había dejado la gente en su canal Youtube y a la vez estaba muy agobiado. Su entorno cercano no había parado de llamarle a casa para decirle que era famoso y estaba harto de descolgar el teléfono o recibir visitas en casa de amigos.

REFLEXIÓN 1. Una de las cosas en las que más he pensado, tras lo ocurrido fue precisamente que, un día recibes millones de visualizaciones de todo el mundo, miles de comentarios amables y respetuosos y al final, lo que te agobia es que te paren en tu propio pueblo los amigos o que te llamen para felicitarte. Supongo que es difícil resistirse a la tentación de contactar contigo o decirle a los periodistas (o a cualquiera) que te conocen.

Manolo decía que no quería ser famoso. Él siempre había soñado con llevar su música a todo el mundo y arañar unas pocas visitas (miraba todos los días el contador de Youtube) y con todo lo que había pasado, se daba por satisfecho hasta el infinito. Ahora tocaba volver a la calma. Dijo no a muchos periodistas y eso me hizo a mí también tomar la decisión de no hablar con nadie más.

Pasaron cosas curiosas. Me llamaron de otros programas importantes de radio, de la prensa escrita y de un programa de la tv para hacer un especial de Manolo. Las redactoras de este último, no lograban entender cómo yo no quería ser entrevistada a pesar de que Manolo no quisiera salir. Es como rechazar tu minuto de gloria televisiva, decían. Pero es que yo solo quería sacar una sonrisa a un hombre de 78 años por Navidad.

REFLEXIÓN 2. Yo nunca me imaginé tener una repercusión así. Tampoco subirme a ningún carro. En cambio algunas personas pensaron que (inicialmente) me había inventado lo de Manolo para hacerme famosa. Otras no entendían que no me subiera a la bola para sacar provecho propio. Y yo me preguntaba, ¿Dónde queda el poder hacer algo por otra persona desinteresadamente?, ¿no son precisamente las cosas así, totalmente ingenuas y autenticas las más bonitas y potentes?, ¿en qué momento nos hicimos egoístas o deseamos tanto tener exposición mediática?

REFLEXIÓN 3. Porque esa es otra. De la noche a la mañana te vuelves la persona más buscada. Todos se pegan por un minuto de tu historia. Y unos días más tarde tu historia no le importa a nadie y la gente se olvida de ti. Vivimos en un mundo absolutamente efímero. La rueda no para de girar. Devoramos contenido sin pestañear: canciones, noticias, historias… ¿Es eso sostenible?, ¿a cuánta gente le damos foco e ilusiones y luego se la deja tirada?, ¿de qué vale hacerte “famoso” unas horas?

Yo intenté explicar a Manolo que no se preocupara, que en unos días nadie le llamaría. Y él no lo acababa de entender. ¿Cómo iban a dejar de llamarle tan pronto? Me dijo que tendría que seguir repartiendo sus papelitos cuando le dejaran de ver.

Es curioso el contraste. Por un lado es muy difícil sobrellevar la bola mediática que viene a engullirte y por otro lado cuando se va, puedes echarla de menos. ¿Dónde esta el equilibrio en el que te sientes bien y le das una caricia a tu ego sin agobiarte?, ¿es eso posible o siempre hay un precio a pagar cuando te expones? 

Por supuesto, este es un caso especial porque el impacto mediático fue gigante, pero supongo que cada persona tiene un punto de equilibrio según como sea.

Un después

A Manolo le ofrecieron algunas empresas ciertas cosas. También llevarle su canal de Youtube. No sé muy bien los detalles. Hubo gente que contactó conmigo para ofrecerle a Manolo cosas absurdas “gratuitamente” solo por hacerse autopromoción. También después de salir en la tele, tuve decenas de mensajes de gente que me pedía promocionar sus carreras, sus empresas… Así directamente. Oye tú, quiero que publiques mi música. O mi ropa. Hazme famoso

Esa para mi es la peor parte de todo esto. Todas las personas que se intentan aprovechar de una situación. Aun así, siempre es fácil decir que no, aunque muchos no lo entiendan. Y es una manchita tan pequeña entre todo lo bueno, que es casi anecdótica.

Al final y después de todo lo ocurrido, yo me quedo con el cuento de Navidad, el de verdad, donde 5.800.000 personas hicieron posible un sueño de alguien compartiendo mi tuit. Sí, mi mensaje llegó a casi 6 millones de personas. Aún hoy me parece increíble.

Me quedo con los miles y miles de mensajes bonitos que le dejaron a Manolo. Me quedo con que cuando nos unimos podemos hacer cosas maravillosas. Al final da igual cómo seamos, nuestros gustos, nuestros colores políticos. Somos personas y tenemos un corazoncito latiendo dentro de nosotros. Me quedo con el poder de Twitter, donde habitan muchos haters, pero donde también se puede conocer gente genial o hacer que un papelito pidiendo likes para que un hombre de 78 años tenga casi 62.000 me gusta y 57.000 retuits.

Me quedo con el tesón de Manolo. Con el pelear y el currarse mesa a mesa cada visita para que te conozcan. No un día ni dos. Manolo llevaba años repartiendo sus papelitos. Supongo que también esto es el karma. Sembrar durante muchos años, que la gente no te preste mucha atención y que un día medio mundo confabule para darte las gracias por tu música.

Manolo pasó de un centenar de suscriptores en Youtube a casi 80.000 prácticamente en dos días. La mayoría de sus vídeos tienen miles de visualizaciones. Un rock suyo por ejemplo, tiene 105.000 visitas. Eso es maravilloso porque al final, toda esa gente va a poder seguir escuchando a Manolo más allá del tuit. La canción nueva que subió a comienzos de año después de todo el berenjenal ya tiene casi 30.000 visualizaciones.

Yo solo puedo dar las gracias a todo el mundo que lo hizo posible. Gracias por compartir el tuit. Gracias por todos los mensajes tan bonitos que yo también he recibido. Gracias por ser generosos con Manolo. Ha sido una experiencia alucinante. Muy intensa. Nervios, incredulidad, felicidad, emoción, miedo a meter la pata o que se me fuera de las manos. He pasado por todos los estados vitales. También he aprendido muchísimo. De los medios. De las redes. He vuelto a creer en las personas, porque estaba un poco decepcionada con todo lo que se ve en el día a día. Twitter es una herramienta extremadamente potente y a la vez por esa potencia, da miedo que te coma la bola mediática. Aún así nadie tiene la formula de la viralidad. De repente un mensaje o historia gusta y boom, millones de personas lo comparten en segundos. Y esas personas lo comparten en otras redes: en Whatsup, en Instagram, en Facebook. Al final, de una cosa que hiciste pequeñita se entera todo el mundo, literalmente.

Yo estoy segura que la historia de Manolo reunía muy buenos ingredientes, pero creo que fueron un cúmulo de pequeñas coincidencias y factores los que realmente hicieron magia. Y bendita magia. No hay nada que haga más feliz a uno mismo, que poder sacar una sonrisa y llenar de felicidad a otra persona sin que se lo espere y sin pedir nada a cambio.

Siempre recordaré este cuento de Navidad.  GRACIAS. (Natalia Rodríguez Núñez-Milara)

Cómo no sabían que era imposible, lo consiguieron.  Jean Cocteau